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Gijon, Asturias, Spain

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RIO AMAZONAS (DESDE IQUITOS EN PERU HASTA MANAOS EN BRASIL)




Vamos a hacer un viaje por el Amazonas, entrando por Iquitos en Perú, pasando por Leticia en Colombia, para terminar en Manaos en Brasil. Son unos 2.000 kilómetros.

En principio solo llevamos reservada la primera noche en Iquitos y el tour de 3 noches que sale desde allí, el resto lo dejamos sobre la marcha, ya que la información que conseguimos por internet está un poco confusa, así que espero que este diario le sirva a los siguientes que quieran hacer esta ruta.

Vamos Pili, Marta y yo. Ellas estarán unas dos semanas y yo luego me quedo otra más, para tirarme en la playa.            

Día 11.10.18 GIJON-MADRID-LIMA

En el aeropuerto de Asturias, esperando la salida del vuelo y sintiéndome ya de vacaciones.



Sobre las 20:00 nos encontramos en Barajas y ya habíamos planeado hacer botellón y cenar de bocatas antes de subir al avión. No facturamos maleta, ya que nos cobraban 50 € por trayecto, así que vamos solo con equipaje de mano, que creo que llega de sobra.

Marta no lleva consigo la tarjeta amarilla de las vacunas, y tiene que volver a casa a buscarla porque los blogs insisten en que es imprescindible para pasar fronteras (Perú – Colombia – Brasil). Ya adelanto que al final NO nos la pidieron en ninguna frontera, pero por si acaso, conviene llevarla.

A las 23.55 salimos de Madrid del vuelo de Air Europa UX175 con destino a Lima.
El vuelo, de 12 horas, se pasa volando… y durmiendo.

Día 12.10.18 LIMA-IQUITOS

Llegamos sobre las 4.00 am y nos vamos a la terminal de vuelos nacionales para coger el de LATAM LA2232, que sale a las 6.30 a Iquitos. Cambiamos 20 Euros en el aeropuerto a 3,70 soles.

Llegamos a las 8.30 y ya nos espera el transporte (¡gratis!) del hotel BORA (unos 48 Euros por noche, habitación triple, con desayuno).

Tenemos que subir cinco pisos sin ascensor. La habitación no está mal, lo mejor es que al estar en la última planta hay una terraza con muy buenas vistas, aunque hace mucho calor y hay mucha humedad.




Salimos a ver la ciudad y a tomar algo de desayuno y refresco: café, zumo de maracuyá y zumo de chicha morada. Todos naturales, ricos pero muy dulces.

Visitamos la Plaza de Armas, con el Hotel Palace, la Casa de Fierro (diseñada por Gustavo Eiffel y forjada en Bélgica) y el malecón Tarapacá.







Cambiamos más dinero, al mismo precio que en el aeropuerto: 3,70 soles.

Nos centramos en buscar barco para dentro de 3 días para ir a Santa Rosa, la parte peruana de la frontera con Colombia. Hay varias agencias que ofrecen barcos rápidos o lentos, en días alternativos. Nos decidimos por el Ferry: Amazonas 1, calle Pevas 197 (ferryamazonas.com – aunque los billetes no se pueden comprar por internet). Nos viene perfecto porque sale el día que queríamos (sale martes, jueves y sábados) y además es un rápido, más caro, pero así nos ahorramos tiempo. Compramos pasajes a 200 soles por persona para el martes 16. Sale a las 5.00 am y hay que estar en el puerto a las 3.00 am.

También hay muchas agencias que ofrecen excursiones a la selva de uno, dos, tres días…

Queremos comer ceviche, y nos recomiendan el restaurante El Rincón del Gato Macho, en la calle Callao. Lo encontramos fácilmente y comemos ceviche mixto (pescado y marisco) y doncella (pescado) empanado con arroz. ¡Son unas raciones enormes!! Tomamos nuestra primera cerveza Cristal. Total: 73 soles. El ceviche estaba de muerte.



Cogemos un motocarro, el transporte más común en la ciudad, y nos vamos al mercado al lado del barrio de Belén (3 soles). Ya es un poco tarde y están cerrando. El mercado no tiene mucho interés y el barrio de Belén, aparte de ser un poco peligroso (íbamos a contratar a un guía local que nos acompañase), está “seco”: el río no lleva agua y las casas, construidas en palafitos no “flotan”. No se puede navegar por el barrio y decidimos que no nos apetece ir en motocarro. Todo está embarrado y sucio. Y pronto anochecerá.






Volvemos al centro caminando por la orilla del río y nos sentamos a tomar una infusión, agua con gas, coca-cola y un té (24 soles). Hay varios sitios agradables para sentarse a tomar algo en el malecón.







Tras una ducha reparadora, salimos a tomar unas cervezas (9 soles cada una, de 650 cl), en el malecón y luego cenamos en una calle lateral al malecón, en el The Yellow Rose of Texas, donde cenamos cecina (carne de cerdo o ternera –“res”, secada y adobada) con tacaco (bola frita de plátanos verdes) y pescado a la plancha. Total: 188 soles.
En el mismo restaurante tomamos nuestro primer pisco sauer y nos sabe riquísimo. Pero nos retiramos pronto porque ya nos caemos de sueño.

Día 13.10.18 IQUITOS-HELICONIA (RUTA POR EL AMAZONAS)

Desayunamos bien en el hotel, aunque falta el toque dulce (lo vamos a echar en falta bastante).

Sobre las 9.30 nos vienen a buscar del hotel Heliconia, donde hemos contratado dos noches y tres días de aventura en la selva, a orillas del río Amazonas. Lo hemos contratado por internet, directamente con el hotel, después de mirar muchas agencias y opciones. Nos cuesta 625,91 Euros por los tres: alojamiento con todas las comidas y agua (otras bebidas se pagan), excursiones por la selva, en barca por el río, capas de lluvia y botas de jebe (de goma, para la lluvia y caminos embarrados).

Hay otros seis clientes y nos llevan al Club de Caza y Pesca, desde donde embarcamos en una lancha rápida.




Teníamos prevista una parada en la Isla de los Micos, pero el agua del río está muy baja y no podemos llegar. La parada la hacemos en el Fundo Pedrito, donde vemos la famora flor Victoria Regia, paiches (el pescado de agua dulce más grande del mundo), caimanes, alimentamos a pirañas (10 soles por el pan que les echamos y tortugas. Total, una turistada total.










Una hora más de viaje y estamos en el Heliconia Lodge. Tal como imaginábamos y como vimos en las fotos. Está genial y además tenemos piscinita.

Las cabañas están muy bien. Están construidas sobre palafitos, por las crecidas del río en época de lluvia, con baño privado, tres camas y una hamaca en una habitación trasera con mosquitera (sin cristal) desde donde se oyen estupendamente los ruidos de la selva. Hay electricidad de 5 a 9 am, de 12 a 2 pm y de 5 pm a 12 am, más horas que en la mayoría de los lodges.






A las 12.30 comemos, de buffette: brócoli y repollo, pollo al carbón, pescado, arroz, frijoles, plátano frito, y otra vez, poco dulce. En general todas las comidas muy completas y con verduritas.

Después de comer nos damos un bañito en la piscina y a las 15.00 nos vamos de excursión: salimos en barca para pescar pirañas con caña tradicional. Pasamos un buen rato y algo pescamos. Nos gusta el primer contacto con el río.
















Volvemos al lodge y a las 18.20 ya es noche cerrada (anochece a las 17.30) y nos vamos a pie por la selva. Nos calzamos nuestras botas de jebe y allá que vamos, desde el mismo lodge. Vemos tarántulas, la hormiga bala y mucha, mucha vegetación. La selva siempre da respeto, pero de noche, más.




A las 19.30 es la cena y el esquema es el mismo que en la comida, pero variando las verduras y la carne y pescado. Antes nos tomamos unas cervezas y después, un pisco sauer, que se elabora con pisco, zumo de limón, clara de huevo, jarabe de goma y azúcar. Se bate en batidora y se le añade un toque de canela y de angostura ¡listo!. La hacen buenísima, bueno, tampoco somos expertos, pero nos gusta mucho.

Día 14.10.18 HELICONIA

Me levanto a las 5.15 y ya empieza a amanecer. El cielo está todavía rojo, una preciosidad. 


Quiero tomar el cafetín tranquilo antes de salir, ya que nos vamos a las 6.



Llovió gran parte de la noche y no es seguro que salgamos. El objetivo es ver pájaros, que no salen si llueve. Al final salimos de todas formas, primero en bar a y luego a pié pero no paró de llover, así que no vimos casi nada y terminamos calados hasta los huesos.

Volvemos al lodge y a las 7.30 desayunamos. Un poco de relax y a las 9.00 salimos a caminar desde el lodge.





Primero por donde fuimos ayer por la tarde, pero después nos alejamos un poco más. Sigue lloviendo, pero nos gusta mucho el paseo.








De vuelta en el lodge, bañito en la piscina y almuerzo a las 12.30.



A las 15.30 salimos a ver un trapiche, donde se extrae el jugo de la caña de azúcar y, o bien se destila, o bien se hace zumo. La familia que lo lleva nos lo deja probar (el de 40 grados es puro fuego). También hacen ungüentos de kion (jengibre). No compramos nada. Ya ha parado de llover, aunque se sigue notando mucho la humedad.





Vemos la puesta de sol desde la orilla del río Amazonas, al pie de nuestro lodge. 





A las 18.20 salimos a “oír a los animales de la selva” y a ver las estrellas. Pero estamos en medio del río y no oímos nada. Está nublado y no se ven las estrellas. El guía tampoco se esmera mucho en amenizar el viaje. En fin, poco productivo.

Volvemos y cenamos a las 19.30. Nos tomamos un pisco sauer y a dormir.



Día 15.10.18 HELICONIA-IQUITOS

Me levanto temprano para tomar el cafetín y ver el amanecer que ayer me pareció una pasada, hoy también se apunta Marta.

A las 07:30 desayunamos y sobre las 9 nos vamos a ver un poblado Yagua, que es la tribu local de esta zona del Amazonas. Lo primero que vemos son dos niños con sendos perezosos. Son muy graciosos y se cuelgan fuertemente de cualquiera. Les damos unas monedas a los chicos por hacernos fotos con los perezosos.





Damos una vuelta por el pueblo.







Y después a la que se supone es la parte tradicional, montada para el turista: una cabaña grande donde hacen la danza de la “pandilla”: levantando mucho los pies, simulando ir por la selva y evitar pisar la hormiga bala.

Pero primero nos presentan a Luciano, anciano de 86 años que nos habla en la lengua yagua y nos cuenta que así vestidos (con faldas de caña) iban su padre y su abuelo. Después vemos una demostración de cerbatana e incluso alguien prueba su puntería. Hay puestecillos de recuerdos. Damos un paseo y fin de la actividad. Turistada total, a mí no me gustó mucho.






Hoy no hay nubes, así que hace mucho calor. Volvemos al lodge, y de cabeza a la piscina. 



Hay que ir haciendo la maleta porque salimos en la lancha rápida hacia Iquitos a las 14.00.

Nos despedimos de los dos japoneses que hicieron el tour con nosotros, muy majos y muy simpáticos, pero ellos todavía se quedan un día más. Uno de ellos se llama Taquao y quedó en mandarme las fotos que había hecho. En diciembre las recibí por correo en un USB, que majo.

Estas fotos que pongo a continuación son de Taquao, por supuesto, no tienen nada que ver con las nuestras. El equipo fotográfico que llevaba él, tampoco tiene nada que ver con el nuestro. Gracias Taquao por estas fotos tan bonitas.














Llegamos al Puerto Deportivo de Pesca a las 15.15 y una furgoneta nos lleva a cada uno a nuestro hotel. Nosotros volvemos al Bora.

Nos despedimos de nuestros compañeros: las dos peruanas con el inglés del forro polar, la abuela con la hija y Matías, el nieto y sobrino respectivamente, al que Pedro, el loro que andaba suelto por el lodge, le mordió un pie.

Hoy dormimos en la planta baja, mucho más cómodo que subir a los cielos (a pesar de la terraza).

Nos relajamos un poco, buscamos hotel en Leticia para mañana y salimos a dar un paseo, tomar una cerveza y cenar. Repetimos el The Yellow Rose of Texas. Hoy cenamos ceviche mixto y una brocheta de cerdo. Con dos cervezas: 148 soles.





A las 21.30 nos vamos a dormir, que mañana hay que madrugar mucho.

Día 16.10.18 IQUITOS-SANTA ROSA (PERU)-LETICIA (COLOMBIA)

A las 2:45 suena el despertador y nos levantamos para ir al Puerto de Enapu, desde donde sale el Ferry a Santa Rosa. A pesar de que el barco no sale hasta las 6 de la mañana, nos dijeron que estuviésemos allí a las 4 ya que suele haber bastante cola para entrar.

Ayer, en el hotel, nos encargaron un motocarro con chófer de confianza para que nos llevase al puerto a las 3.15 (15 soles).
Llegamos en pocos minutos y enseguida vemos la cola para entrar, control de pasaportes y otra cola para pagar la tase de embarque (4,80 soles). Finalmente, cola para facturar la maleta. Embarcamos poco después y nos sentamos en el segundo piso, zona preferente. Es una mesa con seis asientos, al lado de la ventanilla.
Vemos salir el sol.





A las 6.30 llegamos a Indiana, y a las siete nos dan desayuno.
A las 10.30 llegamos a la base militar de Pijuayal. Mientras tanto, en la tele van dando películas.
A las 11.30 sirven el almuerzo: arroz con guisantes y zanahoria, plátano frito y pollo frito. Insulso pero suficiente. También dan coca-cola e inka-cola.







Nos dicen que el barco va a tope de carga y va más lento de lo normal, por lo que llegaremos con algo de retraso: a las 17.30 en vez de a las 16.00.

Hemos conversado durante todo el trayecto con un tal Javier Restrepo y su familia, que viven en Leticia y nos han dado indicaciones de donde cambiar dinero (El Opita), donde cenar (Tierras Amazónicas) y donde encontrar información aparte de la Oficina de Turismo y comprar billetes de barco.

Llegamos a Santa Rosa y tenemos que pasar el control de pasaportes de salida de Perú y luego de entrada en Colombia. Javier nos dice que suele haber una balsa en la otra orilla, pero nadie tiene nada claro, por mucho que preguntamos. Nos fiamos de Javier y nos vamos con él y su familia en un peque-peque (una barquita) a la otra orilla. Allí efectivamente hay una barcaza que es un puesto fronterizo, pero no hay nadie.

Javier nos dice que lo mejor es que vayamos para Leticia y que mañana lo arreglemos, que no pasa nada, aunque estemos ilegales en Colombia, que suele ser lo normal.

Como el rio está muy bajo, en vez de atracar con el peque-peque en Leticia, nos vamos a Tabatinga, que pertenece a Brasil. Allí está esperando un taxista de confianza de Javier, el cual nos lleva a nosotros también hasta Leticia en Colombia. Están pegados, apenas tardamos 15 minutos en llegar a nuestro hotel, el Maune.

Las Tres Fronteras, nombre de este territorio amazónico, es un área que comprende tres países: Perú, Colombia y Brasil. El río Amazonas recorre la frontera entre Perú y Colombia y Perú y Brasil. Dependiendo del agua que lleve el río es mejor cruzar de un país a otro en peque-peque o bien por río y tierra, como tuvimos que hacer nosotros:
Dejamos las cosas en el hotel, duchita y nos vamos a cenar al restaurante Tierras Amazónicas y tomamos una cerveza colombiana Club Colombia (5.000 pesos cada una).
Cenamos a base de carne y un ceviche de pescado de entrante. Total: 146.000 pesos. Pero no tenemos suficientes pesos y tenemos que pagar en dólares USA.




Todo el mundo nos dice que Leticia es una ciudad muy segura, ya se acabó el problema de narcotráfico que la hacía peligrosa hace tiempo. Hoy, la gente vive de sus negocios, el turismo y la selva. Y hoy, nos ha parecido que así es.

Día 17.10.18 LETICIA

Nos levantamos tranquilos y empezamos a pensar que vamos a hacer. Ya que no sabemos muy bien si hacer un tour de un día por la zona, ir a dormir a Puerto Nariño, en fin. Lo que si queremos dejar listo es el barco que no llevará luego a Manaos.

Preguntamos en varias agencias y cada una nos dice una cosa, no hay quien se aclare, así que decidimos ir a Tabatinga (Brasil) que es donde salen los barcos, y preguntar en el puerto directamente.

El Fenix II sale el viernes a las 12.00, que nos va perfecto (en las agencias nadie nos había hablado de él, por eso lo mejor fue ir directamente al puerto a preguntar). Llega a Manaus el lunes, no se sabe muy bien la hora: a las 11.00 am si todo va bien.

Lo normal es que los pasajeros duerman en hamacas en una gran cubierta, con baños y duchas comunes (200 reales), pero nosotros queremos camarote (solo hay dos). Nos dejan ver uno con una cama doble y una hamaca, baño privado y ¡aire acondicionado! Un camarote para dos cuesta 1.200 reales, y para tres 2.000 reales (incluye todas las comidas y el agua). Es una pasta si lo comparas con lo que cuesta la hamaca, pero decidimos que ya estamos un poquitín (solo un poquitín) mayores y que nos podemos permitir ciertos lujos, y este es uno de ellos. Nos quedamos con la duda de si deberíamos haber regateado (llegamos a la conclusión de que sí), pero ya es tarde. La señora que nos vende los pasajes nos asegura que en el barco venden cerveza, ya que yo leí en algún blog que no la vendía. Nos quedamos más tranquilos.


Como no hemos tenido ocasión de cambiar dinero brasileño, el motocarro nos lleva a una casa de cambio, pero no quieren Euros, así que nos lleva a El Opita. Nos dan 4,5 reales por Euro. Nos parece buen cambio. Volvemos al puerto y compramos los billetes. La señora está sentada en una silla de plástico, frente a una mesa de plástico, y en cuanto le damos el dinero, se lo guarda en las bragas. Nos da un recibo que esperamos nos sirva para embarcar.

El mismo motocarro nos lleva al puerto de Leticia y vemos barcos a Puerto Nariño (lancha rápida, dos horas, 31.000 pesos por persona). Seguimos pensando qué hacer y decidimos que lo más urgente ahora es liquidar el tema de inmigración: nos vamos a la barca-oficina de inmigración y como el río está muy bajo, casi podemos llegar andando. Un funcionario nos lleva en barca (apenas diez segundos) y allí resolvemos, con la aprobación de los funcionarios: salir de Perú y no entrar en Colombia (lo que nos haría perder tiempo más tarde ya que tendríamos que sellar la salida, otra vez allí o en el aeropuerto), sino ir a Tabatinga y sellar ya la entrada directamente a Brasil, aunque estemos durmiendo en Colombia.





En teoría se puede estar en Colombia 24 horas sin sellar entrada/salida, pero el Policía nos dice que no cree que nadie nos pida el pasaporte, porque si alguien nos lo pide sería él, así que con su beneplácito, eso hacemos.
Volvemos a tierra firme, ya que se supone que todo esto, cuando el río está alto, está inundado.








Son casi las 13.00 y otro motocarro nos lleva a la Policía Federal de Tabatinga, que resulta estar cerrada de 12.00 a 14.00.

Aprovechamos para comer y lo hacemos en el restaurante San Jorge, otra de las recomendaciones de Javier, quien aparece allí, y nos saluda efusivamente. Es un restaurante peruano y comemos, cómo no, ceviche de pescado, arroz chaufa y leche de tigre, que es el jugo del ceviche con un poco de pescado.

Estamos más o menos en medio de la Policía Federal y la frontera con Colombia. Resulta que en Brasil no hay motocarros y tenemos que ir a la frontera a coger uno.



Nos cobran, claro, el precio que quieren (15.000 pesos) por ir, esperar y volver a Leticia. El trámite de inmigración es fácil y ¡ya estamos oficialmente en Brasil!, aunque seguimos en Colombia. Jejejeje esto es la leche.

El motocarro nos lleva a la agencia Experiencias Amazónicas, cerca del restaurante Tierras Amazónicas.

Miramos a ver si nos da tiempo a hacer alguna actividad y nos decidimos por canopy, que se hace en la Reserva de Omagua (Vía Hacía Tarapacá, Km 10 | 10 km de Leticia). Cuesta 75.000 Pesos y consiste en actividades ¡en la selva y sus árboles! Nos dicen que podemos ir en sandalias y pantalón corto, y allá que vamos, en un motocarro. A mitad de camino, para a nuestro lado una moto que iba en dirección contraria y dice “¡pero si ya hemos cerrado!”. A pesar de todo, seguimos adelante y allí nos esperan dos chicos que, con buen humor, nos atienden. Nos dan consejos de seguridad, nos ponen arneses, casco y guantes y ¡empezamos!

Primero hay que trepar a un árbol de 35 metros con una cuerda con un sistema por el cual te impulsas a ti mismo con los pies, que están en unos estribos, y con las manos vas avanzando hacia arriba. Hay un sistema de seguridad que impide que uno se pueda deslizar hacia abajo. Pili y Marta no lo consiguen y los chicos las tienen que subir más o menos a pulso (menos mal que están delgadinas jejeje). Yo sí lo conseguí, pero sufrí bastante.







Desde ese árbol accedemos a un puente tibetano a 25 metros. Impresiona, pero es muy bonito.

Llegamos a otra plataforma, y desde ahí cogemos una tirolina de 125 metros. Chulísimo. La siguiente parte es una malla de 8 metros, que asciende un poco hasta otro árbol. Y otra plataforma, claro. Otra tirolina, esta de 20 metros y el descenso final: un rápel (que ellos llaman canopy) controlado, rapidísimo. ¡¡Muy divertido!!
















Cuando terminamos ya es de noche. Estamos sudadísimos y un poco cansados. También llenos de picaduras de insectos porque no nos habían dicho que el repelente era imprescindible. Ojo con apoyarse en los árboles: te comen las hormigas.

Nos llevan la hotel, ducha reparadora y cena en el restaurante Santo Ángel, muy cerca del hotel, donde solo tienen cerveza alemana (y bastante cara) porque están en su particular Oktoberfest. Comemos medallón de cerdo, ternera y salmón gratinado. La cena nos sale un pico por culpa de las cervezas. Y además, cenamos fuera, con muchos mosquitos y no dejan fumar en la terraza, tengo que levantarme y alejarme un metro, que coñazo.
A dormir, estamos agotados.

Día 18.10.18 LETICIA-PUERTO NARIÑO-LETICIA

Hemos contratado un tour “full day” a través de nuestro hotel, al mismo precio que las agencias: 125.000 pesos por persona.



A las 07.30 la chica del hotel nos lleva a la agencia Amazonia Extrema, donde se junta el grupo, vamos al puerto y subimos a la lancha rápida que nos paseará todo el día. Hacemos dos paradas para recoger gente y en una nos demoramos muchísimo, por lo que vamos con retraso en el programa.
La primera parada es la Isla de los Micos, santuario de los monos amarillos. Antes, la gente les daba de comer, pero ahora son los guías quienes lo hacen. Ponen un plátano cerca de tu cabeza, y los monos saltan sobre ti a manadas. No pesan, no hacen daño, pero es una sensación muy extraña. ¡ojo con los pendientes y objetos brillantes, que los micos creen que es comida y van a por ellos!








La segunda parada es la comunidad indígena de Macedonia, donde nos hacen una danza, nos explican un poco de historia de la tribu y la siempre presente artesanía.











La tercera parada, y punto más lejano de Leticia es Puerto Nariño. Aquí comemos en el restaurante Las Margaritas o Donde Panchita. Es un buffette a base de sopa, pollo, pescado, plátano frito, arroz, frijoles y café, que aquí en Colombia llaman “tinto”. En un bar: ¿Me regala un tinto?”

Damos una vuelta por el pueblo, que es muy bonito, muy cuidado. Presumen de ser el primer pueblo ecológico de Colombia: está limpio, reciclan y lo más importante: conciencian a los niños de que así debe ser.












A las 14.00 hrs nos vamos a ver a los delfines rosados: vemos unos pocos saltando, pero es difícil verlos bien. Empieza a llover a cántaros, pero solo dura un rato: en el río el tiempo cambia muy deprisa.



La última parada es en Puerto Alegría (Perú), donde hay un “zoo” de animales “en libertad”, pero todo resulta un poco triste porque realmente, poca libertad tienen. Hay loros, un tucán, una guacamaya, una tortuga y otra que parece prehistórica. Un lagarto, un puerco espín y un perezoso, que es una monada, pero parece muy agobiado. Los animales pasas de mano en mano sin ningún miramiento.





También vimos una anaconda. Me hizo gracia, que los propios locales no se acercaban mucho a ella, a pesar de estar en el sótano de una casa, o sea, en cautiverio. Le pregunté a uno de ellos y me dijo que, si una anaconda te ataca, por mucha gente que esté contigo, date por perdido. Así que las fotos con el zoom.




Después le dimos el biberón a un manatí




Sobre las 17.00 estamos de vuelta en Leticia.




Vamos al Parque Orellana, donde pensamos que se juntan todos los pájaros al anochecer. No nos parece nada del otro mundo, y como vemos Variedades Luz allí mismo (la tienda de la esposa de Javier), allá que vamos a saludarla y despedirnos. Hablamos un rato y le contamos nuestra decepción con los pájaros y nos dice que nos hemos equivocado de parque, que el espectáculo está en el parque Santander, a dos cuadras de allí. Vamos corriendo y aunque no vemos las bandadas de pájaros, las oímos.







Entramos en una iglesia, pero tampoco nada del otro mundo. Damos una vuelta por las calles, las tiendas de recuerdos y en una licorería compramos una botella de ron para el viaje en barco, que emprendemos mañana.

De vuelta a casa, ducha merecida, reservamos hotel para el lunes en Manaus (aprovechando que la wi fi funciona, que no ha sido todo el tiempo), y volvemos a cenar en Tierras Amazónicas. Antes, un par de cervezas Club Colombia en otro restaurante que está al lado. Cenamos medallón de cerdo a la hawaiana (en salsa de piña), lomo de ternera salteado (que está tan rico como el del primer día) y fillet mignon en salsa de champiñones.

Es curioso que en los restaurantes siempre se incluye un 10% de propina, pero no es obligatoria. El cliente puede aumentar o disminuir la propina. Y si uno no quiere dejar, no pasa nada.
Nos vamos a dormir.

Día 19.10.18 LETICIA-BARCO POR EL AMAZONAS RUMBO A MANAOS

Esta mañana tocan los preparativos para los cuatro días en el barco: compras de pan, patatas fritas, galletitas, etc… y preparar la maleta.

El hotel admite pago con tarjeta sin recargo, pero la agencia carga un 6% extra. Así que pagamos el hotel con tarjeta, y el tour en efectivo.

Vamos a un súper cerca de casa y hacemos la comprita. Sofía, la chica del hotel llama a un taxi para ir al puerto de Tabatinga. Son las 10.00 am.

Llegamos y la señora que nos vendió los billetes y que se metió el dinero en las bragas (es que nos dejó alucinados jejejeje) nos pone un brazalete verde que nos identifica como pasajeros del F/B FENIX II. Nos ponemos en la fila que nos indican y vamos embarcando por turnos.




Cuando embarcas, llega el control policial. Te abren la maleta y lo revisan todo. Según dicen hay bastante tráfico de drogas.

Nos instalamos en nuestro camarote y a las 12.00, hora prevista, zarpamos.





Comemos un bocadillo de jamón con un pan de queso un poco dulce.



Un propio del barco nos dice que cambiemos la hora, porque los horarios del barco son con la hora de Brasil, que es una hora más.
El desayuno es a las 6, la comida a las 11 y la cena a las 5, menudo horario.







A la hora en punto, nuestro particular ayudante viene a avisarnos: primero pasan por el buffette los de los camarotes (sólo hay dos) y luego el resto del pasaje. A pesar de la hora y la poca hambre, damos buena cuenta de los espaghettis, pollo, ensalada y algo que parece trigo molido muy seco. Comemos en un comedor muy pequeño, pero vemos que la gente llega con tupers y se los lleva a la hamaca.
Toda la tarde tirados, claro, no hay otra cosa que hacer





Al cabo de un rato vamos a pedir una cerveza y nos llevamos la sorpresa de que ¡no hay! Que ya se terminó. Madre mía, el primer día y ya se terminó, que disgusto mas grande pensando en los siguientes días. Así que atacamos el ron, del que bebemos media botella.

La puesta de sol ha sido preciosa.







A las 10 nos vamos a dormir. Hoy me toca hamaca.




Día 20.10.18 POR EL RIO AMAZONAS RUMBO A MANAOS

A las seis tocan a la puerta para que vayamos a desayunar. Cogemos pan, huevos revueltos y papaya. Hay café, ya dulce, leche y agua caliente. Nos lo llevamos al camarote para comerlo un poco más tarde y yo me voy a tomar el cafetín y ver el amanecer.





 y nos entretenemos viendo como el barco para en San Antonio de Çià, gente que sube y baja, mercancías… bullicio de puerto.



A las 9.00 volvemos a parar y le pregunto al capi si me daría tiempo a ir a comprar cerveza al pueblo, me dice que sí. Raudo y veloz desembarco, hablo con un motero que estaba allí, y me lleva por 10 reales a una tienda. Compro cervezas y cachaca. Biennnnnnnnnnn ya tenemos provisiones, porque no sé qué hubiese sido sin nosotros dos días más sin cerveza.






Le pido a la señora del “bar” que nos guarde las cervezas en su refrigerador, a lo que accede a regañadientes. Me partía de risa, ya que no paraba de protestar, a la ve que iba guardando las cervezas. Le dimos una propinilla

La temperatura va subiendo. A las 11.00 tenemos el almuerzo: arroz, espaghetti, carne picada y frejoada. De postre, papaya y café. Pero ya aprendimos y cogemos la comida, la traemos al camarote y comemos cuando nos apetece.



Hoy continúo leyendo el libro de Manaos, de Vázquez Figueroa. Que mejor sitio que este para leerlo.
Estamos todo el día cada uno a nuestra bola, leyendo, paseando, hablando con otros pasajeros…
A las 17.00 cenamos. Otra vez nos llevamos la comida al camarote y cenamos más tarde. Hoy sí tenemos cerveza y cachaça.












Joooo parece mentira, pero se pasó el día volando.




Las puestas de sol, son espectaculares.





Día 21.10.18 POR EL AMAZONAS RUMBO A MANAOS

Cafetín mañanero




Día entero de navegación. Sigue haciendo mucho calor. Aprovechamos para hacer un poco de colada, contemplar el Amazonas, que se despliega ante nosotros con sus tonos marrón en el agua, verde en la orilla. Mismo ritmo de comidas y por la noche la cerveza del bar (que ha sido repuesta en uno de los puertos) ya se ha terminado. A nosotros todavía nos queda de la nuestra.











Aquí un bichito que se nos coló en la habitación


Y como siempre, maravillosa puesta de sol








Día 22.10.18 POR EL AMAZONAS-LLEGADA A MANAOS

Como todos los días, cafetín mañaero viendo el amanecer.




Nos dicen que vamos con retraso y que en vez de llegar a las 11, llegaremos sobre las 4 o las 5 de la tarde, así que relax.

Ya tenemos ganas de llegar, sobre todo porque nos gustaría ir a alguna agencia para mirar un tour para los próximos tres días, y queremos salir mañana. Además yo ya estuve allí en el año 91, casi ayer. Brasil fui mi primer viaje, digamos, largo y "aventurero", con lo cual tengo muy buenos recuerdos de aquel viaje, uno de los mejores.

El viaje ha sido bonito, pero lógicamente monótono, a pesar de ello el tiempo pasó volando. Navegar por el río Amazonas ha sido una gran experiencia. El camarote nos ha salvado de mucho calor y de tener un sitio donde poder relajarte y estar a gusto, mereció mucho la pena el dinero gastado, que al fin y al cabo para eso está. En conclusión, un viaje, en mi opinión, muy recomendable.






Atravesamos el famoso encuentro de los rios negro y Solimões. Mañana que lo haremos con mas calma, eso espero, ya contaré mas.






Ya vamos llegando.




Despedimos de nuestros vecinos: una pareja, él peruano y ella brasileña, con una niña pequeña. Muy amables.

Salimos del puerto, donde hay mucha policía, tanto de a pie como costera. Cogemos un taxi al hotel, que no está muy lejos, pero queremos llegar cuanto antes porque ya nos cierran las agencias para contratar excursión a la selva para el día siguiente. Nos cobra 20 reales.

El hotel se llama Eco-Suite (calle Dr. Moreira, 168). La habitación triple cuesta 178 reales.

Sin perder tiempo, vamos a la calle 10 de Julio, a unos escasos quince minutos a pie, que es donde se concentran las agencias de viajes y excursiones. No es que haya muchas, y alguna ya está cerrada. Nos informamos primero en Amazon Eco Adventure y después en la agencia Iguana. Nos quedamos con esta segunda, que ofrece una noche en lodge y otra noche en la selva. Cuesta 200 reales por persona y día, en bungalow privado para los tres, ya que también tienen dormitorios. Son tres días, por lo que son 600 reales por persona toda la excursión. Incluye todos los transportes, excursiones, comidas y agua. No incluye otras bebidas.

Volvemos a nuestro hotel y nos encontramos con la zona casi desierta: no hay nada abierto, no hay gente, ni bares ni restaurantes a la vista… da un poco de miedo.


En el hotel aprovechamos la wi fi para reservar hotel en Manaus para la vuelta, pero en la zona de la calle 10 de Julho.

También compramos billetes de avión de Manaus a San Salvador de Bahía para el viernes 26, a las 4.45 am ¡otro madrugón! Los tres billetes nos cuestan 1.602 reales, un precio bastante alto por comprarlo con tan poca antelación.

El recepcionista del hotel nos indica un restaurante cercano, Fiorentina. Un italiano donde comemos pizza y pasta. Con cervezas: 22 Euros.

Día 23.10.18 MANAOS-JUMA LAKE INN

Desayunamos en el hotel y a las 7.40 nos vienen a buscar.
Vamos a cambiar dinero (1 euro = 4,15 reales) y pagamos los 1,800 reales por la excursión de los tres, ya que con tarjeta nos cobran un 3%.
Tenemos el famoso teatro de la ópera enfrente. Es de lo único que me acuerdo de cuando estuve aquí hace unos años.



Salimos hacia el puerto en coche y tardamos 20 minutos en llegar.

Una lancha rápida nos lleva a través del río Amazonas (Solimões, en Brasil) hacia el río Negro y el Encuentro de las Aguas, en la confluencia de ambos ríos. Las aguas del Solimões son de tonalidad más clara y las del río Negro, más oscuras. (Wikipedia: Durante 6 km las aguas de los dos ríos corren lado a lado sin mezclarse. Este fenómeno es producido por las diferencias de temperatura, velocidad y densidad del agua de los dos ríos. El río Negro tiene una velocidad cercana a 2 km por hora y una temperatura de 28°C, mientras que el río Solimões fluye entre 4 a 6 km por hora a una temperatura de 22°C).




Tras otros 20 minutos llegamos a tierra y cogemos una furgoneta que, en una hora nos lleva a otro embarcadero para coger la barca final hacia nuestro destino: Juma Lake Inn, a orillas del río Mamori.




El último tramo es de sólo media hora, pero nos retrasamos en la salida porque la lancha tiene problemas para arrancar. Finalmente, llegamos a las 12.00, justo a la hora de comer.





Llevamos las mochilas a nuestro alojamiento: una cabaña básica, pero suficiente, con tres camas con mosquitera, baño privado, ventilador… a casi 100 escaleras del río. Habrá que pensárselo bien a la hora de subir y bajar. Lo peor es que no hay baños en la zona de abajo, por lo que las chicas tienen que subir toda la escalinata para hacer pipí

El entorno es precioso: el río y la selva. Una maravilla.

La única putada es que en la agencia en Manaus nos dijeron que nos podríamos bañar en el río, pero aquí nos dicen que no es posible, porque hay pirañas… nos extraña un poco la explicación, pero como no tenemos con qué replicar, nos tenemos que conformar. Apetece muchísimo un bañito y además el sitio está preparado para ello porque hay escaleras, en fin.

A las 15.00 tendríamos que haber salido a pescar pirañas y ver pájaros, pero se pone a llover a mares y el guía decide que es mejor esperar. La barca es descubierta y nuestros impermeables no hubiesen aguantado esta lluvia tropical.






Nos ponemos en marcha y de camino, vemos un caimán.

Luego toca pesca de pirañas. Marta y yo pescamos dos cada uno, mientras que Pili no se come una rosca. Se nota que es de tierra adentro.












Después, a la hora de la puesta de sol, nos bañamos en el río, el agua calentita, y vemos anochecer. Otra maravilla, una auténtica pasada bañarte en el amazonas viendo la puesta de sol, eso sí, sin pensar que pocos metros de allí estuvimos pescando pirañas y vimos el cocodrilo.











Cerveza antes de la cena



A las 19.00 cenamos y después vamos a ver caimanes. El guía lo coge y nos lo enseña y nos explica un poco la vida y costumbres del bicho.





A la vuelta nos tomamos unas caipirinhas, que están riquísimas.

Que día mas bonito.

Día 24.10.18 JUMA LAKE INN-NOCHE EN LA SELVA

A las 5.30 am vamos a ver la salida del sol y pájaros. Vemos muchos animales y la salida del sol es preciosa.






A la vuelta desayunamos y a las 8.30 salimos en barca para ir a la caminata por la selva. Es toda una lección de supervivencia, para qué puede servir lo que la selva nos ofrece, Conrado, nuestro guía nos enseña plantas medicinales, árboles, tarántulas, hormigas bala. Nos encantan sus explicaciones, pero seguimos siendo poquita cosa e indefensos en la inmensa selva.










Hace mucho calor y humedad.
Acabamos a las 11.30 y comemos y nos relajamos un par de horas.









Por la tarde salimos y vamos a dormir en la selva, así que tenemos que encargar lo que queremos llevar de bebida alcohólica, que me temo será mucho para poder pasar la noche, que se prevé dura, pero así lo elegimos.

Encargamos cervezas y un kit de caipirinha: botella de cachaça, hielo, limas, azúcar y una cubeta para mezclar. Somos 10 y solo dos (nosotros y la pareja belga compramos kit de caipirinha).
A las 15.30 salimos con nuestra pequeña mochilita para dormir en la selva. En el grupo somos diez: una pareja de suizos, una pareja de belgas, una pareja de alemanes, un franco-portugués y nosotros tres. Los abuelos (“señor, señora, ya bajo yo los troncos de la barca que pesan mucho”). Vamos un rato en barca y llegamos al sitio. Nos bañamos en el río, recogemos leña para cocinar esta noche y seguimos en la barca. Paramos en unos manglares y nos tomamos una cerveza, dentro y fuera del agua.












 Seguimos por el río y vemos la puesta de sol, también desde el agua.



De vuelta al campamento, Conrado prepara unos pollos en unos espetos, tipo asado argentino para asarlos. Ha traído el arroz ya cocido. Mientras tanto, el grupo bebemos, charlamos y cuando el pollo está listo, lo atacamos con hambre. Pero resulta un poco soso. Después la emprendemos con la caipirinha y, claro, todo el mundo quiere y no les vamos a decir que no. Así que compartimos las dos botellas entre los diez.







Conrado ya ha desplegado las hamacas, bajo una techumbre; el sitio ya está preparado para esto.
Dicen que hay luna llena y que está precioso, así que bajo al río para verla.



 Están allí los suizos que parece que quieren bañarse. Me preguntan si me importa si se bañan en bolas, les digo que no y pienso que están locos, pero según los veo, me da envidia (ya llevo varias cervezas y caipiriñas), así que me despeloto y al agua. Que gustazo, aunque tampoco alivia mucho el calor que tenía, ya que el agua está bastante caliente. Cuando salgo y voy subiendo, pienso que estoy un poco chiflado, a quien se le ocurre bañarse en bolas en el amazonas por la noche, pues a los suizos y a mí.

Estamos todavía charlando un ratín, el calor es insoportable, tengo la camiseta empapada del sudor, vaya nochecita nos espera.

Ya voy un poco beodo y decido que es hora de intentar tumbarse en la hamaca, así que dejo a Marta charlando con Conrado y me voy a tumbar. Al sentarme en la hamaca, perdí el equilibrio y salí volando por el otro lado, menuda leche, pero me empezó a entrar un ataque de risa que no me podía levantar (el alcohol también influía) y apareció rápidamente Conrado, que se dio cuenta, a ayudarme. Que panzada a reír. Al final conseguí meterme en la hamaca, eso si, del calor que tenía, dormí en calzoncillos.

Día 25.10.18 SELVA-MANAOS

Tardé un poco en dormir, pero al final dormí muy bien.

Desayunamos: café, huevos duros y galletitas saladas.








Recogemos el campamento y vamos a ver a una familia que elabora tapioca. En el camino hacemos una parada para bañarnos y quitar la legañas.




Conrado nos explica un poco la dinámica de la sociedad en la selva. Intentan ponerse al día en cuestiones tecnológicas, pero también preservar sus costumbres, mandar a los niños al colegio; en resumen, crear un equilibrio entre la vida tradicional, que no parece que quieran dejar y la modernidad, el tener unos ingresos un poco más elevados y expandir un poco el horizonte de la gente joven.








A las 9.30 estamos de vuelta en el lodge. Cerramos maleta y merodeamos por las cabañas, miramos el río con ojillos de querer saltar, pero no nos dejan…





A las 12.00 comemos y nos sentamos en una mesa frente a la ventana, viendo el río y a los delfines saltar. Muy bonito.

A las 13.45 salimos con la lancha rápida y hacemos el mismo camino, a la inversa.

Llegamos a las 16.00, tal como estaba previsto. Dejamos las maletas en la agencia y vamos a ver el Teatro Amazonas, que está allí mismo. Hay una visita guiada en inglés (20 reales por persona) y nos resulta muy interesante. El Teatro Amazonas se construyó durante 15 años con materiales traídos de Europa y se inauguró en 1896. Desde Europa y Estados Unidos también se traían a las primeras figuras que actuaban en el teatro. Los grandes “recolectores” de caucho y sus esposas o queridas eran el público asiduo.








Un poco de historia de Manaus, sin la cual se entiende la existencia de este teatro de ópera en una ciudad de la selva a la cual solo se puede acceder por río o en avión.
Desde 1890 hasta 1920 la ciudad de Manaus conoció la gloria de la riqueza, la opulencia y la excentricidad. Fue la época de la fiebre del caucho:
Me vino muy bien haber leído el libro de Manaos (al final lo leímos los tres) porque te cuenta toda la historia de aquella época.
Después entramos en un par de tiendas para comprar algún recuerdo, que todavía no nos hemos estrenado.

A las 17.00 vamos al hotel Taj Mahal (habitación triple, 180 reales). Es un edificio grande y decadente, pero conserva su encanto. Yo creo que fue precisamente aquí donde me alojé cuando estuve en mi primer viaje a Brasil, el otro día (hace 27 años).

A las 19.00 salimos a tomar una cerveza y cenar. Nos sentamos en la plaza y cenamos en el restaurante Tambaquí de Banda (R. José Clemente, 596 – Centro Manaus). Estamos casi frente a la iglesia de San Sebastián.

El Tambaquí es un pescado del amazonas, que probamos pero no nos gustó mucho. También pedimos pirarucu, parecido al bacalao y más rico y filet mignos. Un postre y cervezas. 37 Euros. Lo malo del sitio es que hay un músico con una guitarra que canta muy bien, pero demasiado alto. Lástima.
A dormir que mañana toca otra vez madrugón.

Día 26.10.18 MANAOS-SALVADOR DE BAHIA

Ayer encargamos un taxi (de confianza, nos previenen sobre coger taxis por la calle) a la agencia Iguana. Nos lleva al aeropuerto a las 3.00 am por 60 reales. También hubiésemos podido encargarlo en el hotel.

Hacemos el check-in tras un poco de comprobación por parte de la línea aérea de la tarjeta de crédito de Pili, que fue quien pagó los billetes de avión. Pasamos seguridad y nos tomamos un café y ¡al avión!

El vuelo de la compañía GOL a Salvador de Bahía sale a las 4.45, pero tenemos que hacer escala en Brasilia. Llegamos a las 9.00 y volvemos a embarcar a las 9.45. Llegamos a las 11.30 am.
Vamos a coger un taxi y comparamos varios precios. Regateamos duro y el trayecto nos sale por 70 reales (no decimos que el precio fuese barato, sólo que lo sacamos casi a la mitad del precio de salida). También se puede pedir ir con el taxímetro, pero preferimos el precio fijo.

Tardamos media hora, con tráfico, hasta nuestro hotel, situado en el Pelourinho. Es la Pousada Pedacinho da Bahía (55 euros, habitación triple, con baño privado y desayuno). En la Ladeira de Saúde, 20.

A las 14.00 salimos y comemos en Boqueco de Pelourinho, en el Largo de Cruzeiro de Sao Francisco. Comemos Moqueca de Camarao, una especie de sopa espesa o salsa clara, con gambas. Viene acompañada de arroz, pirao y farafa y una salsa picate. Nos gusta mucho. La pedimos para dos personas, con cafés y cerveza: 79 reales.

Visitamos el Pelourinho. Que recuerdos me trae de cuando estuve la última vez, uffffff
Callejeamos por toda la zona.



















Nos topamos con una banda de tambores, un grupo de chavales que estaban ensayando. Jo como presta escucharlos. Estamos un buen rato viéndolos. Y no serán los únicos que veamos.



Por la tarde vamos al Mercado Modelo, bajando con el Ascensor de la Cerda. También vimos un poco de capoeira.





Joo no tiene nada que ver con el mercado que yo conocí en su día. Sigue siendo enorme, pero todo muy ordenadito. Porque se que es el mismo, si no, nunca lo hubiera imaginado. Las chicas hacen alguna comprilla, pero yo no veo nada que me atraiga, y eso que la última vez, salí de allí cargado de compras, también es verdad que cada día me llama menos la atención los souvenirs.
Volvemos al centro subiendo con el ascensor y volvemos al hotel, aunque todavía nos queda un poco de tiempo para callejear un poco más.




El señor del hotel, que nos ha dado muy buena información antes sobre los sitios que había que visitar, nos recomiendo coger un Uber para ir a Rio Vermelho, adonde queremos ir a cenar. Lo pide él porque nosotros no tenemos la aplicación. Intento bajar la aplicación, pero no me sirve de nada, ya que mi móvil es español y no me deja reservar, cosas de la tecnología.

El taxi nos recoge y cuál es nuestra sorpresa, cuando el taxista le da a un botón y se encienden luces de colorinos en el coche, como si fuera una discoteca. De repente el tío saca un micrófono y nos pone un karaoke, flipamos a la vez que nos moríamos de risa. Nosotros, encantados, lo damos todo. Y además, el tipo nos está grabando. Espero que esta grabación no llegue a ninguna parte, aunque no pasaría nada, porque todo el mundo sabe que cantamos como los ángeles.

Llegamos a nuestro destino y son varias calles paralelas al mar con chiringuitos y restaurantes. Todos tienen la música a tope en directo, parece que compiten por ver quién la pone más alta. Es un poco desagradable porque estás en un bar y escuchas la música de los de alrededor.



En Brasil al igual que en Colombia, no se puede fumar debajo de un techo, sea de dentro de una casa, una lona o un simple tejado. Así que con sólo moverte a la mesa más afuera del toldo se permite fumar. Que coñazo son y me temo que en el futuro será así en todos los sitios.

Tomamos unas cervezas antes de decidir cenar en un sitio muy recomendado por TripAdvisor: Casa Tereza Paim (calle Odilio Santos 45). Aunque estamos comiendo dentro del local, al menos es tranquilo. Pedimos especialidades locales: un mix de snacks de Bahía, ensalada de pulpo y carne do sol: carne de vaca secada al sol durante casi cuatro días. La verdad es que todo estaba muy rico. Lo regamos con vino brasileño. Total: 350 reales.

Después nos sentamos en uno de los muchos sitios con música en directo que hay en el paseo principal, y allí nos tomamos un par de caipirinhas.

Hay muchos taxis esperando en la calle. Parece seguro. Nos cobra 32 reales.

Día 27.10.18 SALVADOR DE BAHIA

Desayunamos en la terraza del hotel, que tiene unas vistas estupendas y aprovechamos para terminar de hacer el intercambio de fotos, mientras Marta y Pili hacen las maletas, ya que ellas se vuelven hoy por la noche para España.



Yo me quedo una semana más. Hoy y mañana voy a dormir a la zona de la playa, Barra y pasado mañana me quiero ir a pasar unos días a Morro de Sao Paulo, que son unas islas que están a un par de horas en barco de aquí. Mi vuelo de regreso a España lo tengo para el día 3 por la noche desde Río de Janeiro.
Aún tenemos un rato de paseo por la mañana y lo aprovechamos callejeando sin rumbo, yendo hacia donde la música nos lleva y claro, las chicas haciendo compras de última hora.











Nos vamos en taxi hasta Barra, donde alquilé un apartamento a pie de playa para los próximos días. Allí dejamos la maleta y salimos a dar una vuelta y a comer.

Le dicen a Claudio, el taxista que nos trajo hasta aquí, si puede venir a recoger a Marta y a Pili por la tarde para ir al aeropuerto. Dice que sí y que les hace precio especial: 60 reales. Lo sea o no, deciden cogerlo y quedan con él a las siete. Su avión sale a las 21.45.

Vamos hasta el faro, y luego comemos en el restaurante Caranguejo do Farol (Av. Oceanica, 235), al lado del apartamento. Comemos otra vez Moqueca de camarao (129,90 reales) y de entrante casquinhas de siri, unas “barquitas” de barro con carne de cangrejo (30,90 reales). Al final resultó ser mucha comida porque las raciones eran muy abundantes, así que pedí que me pusieran en un tupo los restos y los llevé al apartamento. Ya tengo la comida de mañana.





Seguimos con nuestro paseo por Salvador de Bahía, más que nada callejeando al lado del mar, viendo la gente en la playa, muy concurrida a esa hora de la tarde de sábado.





Nos tomamos unas últimas caipirinhas, yo hago una comprita para el apartamento, y ya se va acercando la hora de que se vayan.



Volvemos para el hotel a recoger las maletas, y vemos a unos haciendo capoeira



Claudio aparece puntual, nos despedimos. Me da pena que se vayan, pero…… y a ellas creo que también.

Una vez solito y desamparado. Doy un paseín y enseguida me retiro. El apartamento tiene una terraza encima del paseo y delante de la playa, así que me siento tranquilito a mirar internet y tomar unas cervezas hasta que ya me retiro a dormir.

Día 28.10.18 SALVADOR DE BAHIA

Hoy día absolutamente de relax, playita y no hacer nada de nada, que eso me suele gustar mucho. Bueno creo que lo que me queda por aquí va a ser todo igual. Cafetín mañanero.



Miro para ir mañana a Morro de Sao Paulo, pero no consigo comprar el billete por internet. La información como siempre bastante confusa. Sé que hay uno a las 9 que es el que me interesa porque va directo. Hay otros que te llevan la mitad en barco y la otra en bus, cuesta menos, pero en vez de 2 horas son 4 así que descartado. Pienso si ir al muelle a preguntar, pero está lejísimos de donde estoy, así que decido que me arriesgo y mañana me presento allí.
También miro alojamientos en Morro, pero no me decido por ninguno. Decido que como no es temporada alta y además mañana es lunes (los fines de semana dicen que aquello está a tope), que una vez llegue allí lo busco in situ, ya que además si todo va bien a las 11 estoy allí. De todas formas, apunto algunos que me gustaron.

Aquí en mi terraza comiendo los restos de ayer.



Día 29.10.18 SALVADOR DE BAHIA-MORRO DE SAO PAULO

Me levanto temprano, ya que quiero estar en el puerto sobre la 8,30. La chica de recepción me llama a un taxista amigo suyo, así que estupendo.

Llego y al final no tengo problema para coger el de las 9 de la mañana, así que estupendo. Es temprano, así que me da tiempo a tomar un café.




A las 9 sale el barco y llegamos sobre la 11. Hay que pagar una tasa de entrada.

Hay que subir una cuesta para llegar al pueblo. Llego y empiezo a alucinar porque me parece super bonito.

Morro está dividido en 5 playas. La primera es la del pueblo en sí, la segunda es donde quizá más hoteles y chiringos hay, la tercera ya es más tranquila y la cuarta y la quinta ya están alejadas y con pocos hoteles.

Empiezo a recorrer el pueblo y las playas. Veo varios, pero el que más me gusta con diferencia es el Amendoira, con una terraza estupenda y la habitación está genial. Regateo un poco, ya que por semana está todo vacío, al final me lo dejan por 35 euros la noche. Calidad-precio lo mejor sin duda alguna, así que estoy feliz.



Me voy a la playa y allí me quedo el resto del día.

Por la noche salgo a dar un paseo y me encanta. Uffff había reservado 3 noches con la intención de irme a Río el jueves y estar allí dos noches, pero creo que me quedo hasta el viernes.

Hay muchísimo ambientillo, a pesar de no estar lleno y música en directo en todos los chiringos.
Ceno por allí y luego decido que compro una caipiriña (hay carros por todos los sitios que te las hacen en el momento para llevar) y la voy a tomar a la terraza del hotel, ya que estoy un poco cansado. Joooo como me prestó, de hecho, baje a comprar otra.

Día 30, 31 y 1 MORRO DE SAO PAULO

Los tres días haciendo lo mismo, largos paseos por las diferentes playas, relax, no hacer nada y sobre todo disfrutar un montón, y aseguro que lo hice.



























Día 02.11.18 MORRO DE SAO PAULO-SALVADOR-RIO DE JANEIRO

Uffffff que pena me da irme, que a gusto estuve aquí y el hotel fantástico. Volveré

A las 9 sale el barco para Salvador y de allí directo para el aeropuerto a coger el vuelo para Río. El día anterior había hablado con Claudio, el taxista que llevó a Marta y a Pili al aeropuerto, para que viniese a recogerme al puerto.

Llego a Río sobre las 15:00 y pillo taxi para el albergue que ya había reservado en la zona de Ipanema. Llego, suelto todo y voy directamente al Pao de azúcar, que me apetecía mucho repetir. Mala suerte, está nublado y no se ve nada, pero así todo subo (no se para que).

Que desilusión porque lo único que quería repetir de Río era esto y mañana subir al corcovado, en fin, es lo que hay.







Vuelvo para la zona de Ipanema que hay mucho ambientillo y ceno y tomo unas cervezas por allí.

Día 03.11.18 RIO DE JANEIRO-NOCHE VOLANDO A ESPAÑA

Tomo cafetín en la terraza habilitada para ello que no está mal. Hago la maleta, y la dejo en recepción. El chavalito me llama un uber para ir al Corcobado y siguiente sorpresa, no hay plaza en los trenes para subir, solo queda para por la tarde, pero claro ya no puedo porque a las 7 tengo que estar en el aeropuerto. Joooooo solo dos cosas quería repetir y ninguna de las dos. La verdad es que ni se me ocurrió mirarlo por internet, esto me pasa por estar tan viajado, que a veces paso de buscar información de las cosas básicas, en fin.

Decido que me voy a tirar a la playa de Ipanema, así que pillo un bus que me lleva hasta allí.








Allí estoy tirau, rodeado de millones de personas (es sábado) y tomando caipiriñas hasta las 4 que hay que ir marchando. Paro en un chiringo a comer algo y vuelvo al albergue a darme una ducha y cambiarme de invierno.

El chavalito me llama un taxi y para el aeropuerto.

Día 04.11.18 EN VUELO-MADRID-GIJON

Todos los vuelos en hora y llego a Gijón a medio día, justo para ir a tomar el vermú.

El viaje me gustó mucho y no defraudó nada, aunque pasamos mucho calor, que quizá fue lo peor. A pesar de no llevar nada preparado nos fueron saliendo las cosas a medida, de hecho, yo creo que mejor imposible.

A mi personalmente me gustó mucho mas el tour de la selva en Manaos que en Iquitos. Lo único bueno de Iquitos era el hotel Heliconia que era fantástico, pero me faltó un poco de aventurilla, como lo hicimos en la zona de Manaos. Tengo que decir, que a pesar de que sufrimos un poco por el calor, el tour de Manaos me pareció precioso, lo recomiendo sin duda.

En relación a mosquitos y picaduras, recibí alguna, pero no muchas. A Marta como siempre, la pusieron a caldo y a Pili na de na (tiene muy mala sangre).

Los últimos días en Morro, ya fue el perfecto broche final a un viaje. Que mas se puede pedir?

Pues como siempre gracias a mis compañeras de viaje y en especial a Marta por hacer de estupenda secretaria e ir escribiendo el diario todos los días (y luego lo pasó a word que eso me agilizó mucho).