Vamos a hacer un viaje por el
Amazonas, entrando por Iquitos en Perú, pasando por Leticia en Colombia, para
terminar en Manaos en Brasil. Son unos 2.000 kilómetros.
En principio solo
llevamos reservada la primera noche en Iquitos y el tour de 3 noches que sale
desde allí, el resto lo dejamos sobre la marcha, ya que la información que
conseguimos por internet está un poco confusa, así que espero que este diario
le sirva a los siguientes que quieran hacer esta ruta.
Vamos Pili, Marta y yo. Ellas
estarán unas dos semanas y yo luego me quedo otra más, para tirarme en la
playa.
Día 11.10.18 GIJON-MADRID-LIMA
En el aeropuerto de Asturias, esperando la salida del vuelo y sintiéndome ya de vacaciones.
Sobre las 20:00 nos encontramos
en Barajas y ya habíamos planeado hacer botellón y cenar de bocatas antes de
subir al avión. No facturamos maleta, ya que nos cobraban 50 € por trayecto,
así que vamos solo con equipaje de mano, que creo que llega de sobra.
Marta no lleva consigo la tarjeta
amarilla de las vacunas, y tiene que volver a casa a buscarla porque los blogs
insisten en que es imprescindible para pasar fronteras (Perú – Colombia –
Brasil). Ya adelanto que al final NO nos la pidieron en ninguna frontera, pero
por si acaso, conviene llevarla.
A las 23.55 salimos de Madrid del
vuelo de Air Europa UX175 con destino a Lima.
El vuelo, de 12 horas, se pasa
volando… y durmiendo.
Día 12.10.18 LIMA-IQUITOS
Llegamos sobre las 4.00 am y nos
vamos a la terminal de vuelos nacionales para coger el de LATAM LA2232, que
sale a las 6.30 a Iquitos. Cambiamos 20 Euros en el aeropuerto a 3,70 soles.
Llegamos a las 8.30 y ya nos
espera el transporte (¡gratis!) del hotel BORA (unos 48 Euros por noche,
habitación triple, con desayuno).
Tenemos que subir cinco pisos sin
ascensor. La habitación no está mal, lo mejor es que al estar en la última
planta hay una terraza con muy buenas vistas, aunque hace mucho calor y hay
mucha humedad.
Salimos a ver la ciudad y a tomar
algo de desayuno y refresco: café, zumo de maracuyá y zumo de chicha morada.
Todos naturales, ricos pero muy dulces.
Visitamos la Plaza de Armas, con
el Hotel Palace, la Casa de Fierro (diseñada por Gustavo Eiffel y forjada en
Bélgica) y el malecón Tarapacá.
Cambiamos más dinero, al mismo
precio que en el aeropuerto: 3,70 soles.
Nos centramos en buscar barco
para dentro de 3 días para ir a Santa Rosa, la parte peruana de la frontera con
Colombia. Hay varias agencias que ofrecen barcos rápidos o lentos, en días
alternativos. Nos decidimos por el Ferry: Amazonas 1, calle Pevas 197 (ferryamazonas.com
– aunque los billetes no se pueden comprar por internet). Nos viene perfecto
porque sale el día que queríamos (sale martes, jueves y sábados) y además es un
rápido, más caro, pero así nos ahorramos tiempo. Compramos pasajes a 200 soles
por persona para el martes 16. Sale a las 5.00 am y hay que estar en el puerto
a las 3.00 am.
También hay muchas agencias que
ofrecen excursiones a la selva de uno, dos, tres días…
Queremos comer ceviche, y nos
recomiendan el restaurante El Rincón del Gato Macho, en la calle Callao. Lo
encontramos fácilmente y comemos ceviche mixto (pescado y marisco) y doncella
(pescado) empanado con arroz. ¡Son unas raciones enormes!! Tomamos nuestra
primera cerveza Cristal. Total: 73 soles. El ceviche estaba de muerte.
Cogemos un motocarro, el
transporte más común en la ciudad, y nos vamos al mercado al lado del barrio de
Belén (3 soles). Ya es un poco tarde y están cerrando. El mercado no tiene
mucho interés y el barrio de Belén, aparte de ser un poco peligroso (íbamos a
contratar a un guía local que nos acompañase), está “seco”: el río no lleva
agua y las casas, construidas en palafitos no “flotan”. No se puede navegar por
el barrio y decidimos que no nos apetece ir en motocarro. Todo está embarrado y
sucio. Y pronto anochecerá.
Volvemos al centro caminando por
la orilla del río y nos sentamos a tomar una infusión, agua con gas, coca-cola
y un té (24 soles). Hay varios sitios agradables para sentarse a tomar algo en
el malecón.
Tras una ducha reparadora,
salimos a tomar unas cervezas (9 soles cada una, de 650 cl), en el malecón y
luego cenamos en una calle lateral al malecón, en el The Yellow Rose of Texas, donde
cenamos cecina (carne de cerdo o ternera –“res”, secada y adobada) con tacaco
(bola frita de plátanos verdes) y pescado a la plancha. Total: 188 soles.
En el mismo restaurante tomamos
nuestro primer pisco sauer y nos sabe riquísimo. Pero nos retiramos pronto
porque ya nos caemos de sueño.
Día 13.10.18 IQUITOS-HELICONIA
(RUTA POR EL AMAZONAS)
Desayunamos bien en el hotel,
aunque falta el toque dulce (lo vamos a echar en falta bastante).
Sobre las 9.30 nos vienen a
buscar del hotel Heliconia, donde hemos contratado dos noches y tres días de
aventura en la selva, a orillas del río Amazonas. Lo hemos contratado por
internet, directamente con el hotel, después de mirar muchas agencias y opciones.
Nos cuesta 625,91 Euros por los tres: alojamiento con todas las comidas y agua
(otras bebidas se pagan), excursiones por la selva, en barca por el río, capas
de lluvia y botas de jebe (de goma, para la lluvia y caminos embarrados).
Hay otros seis clientes y nos
llevan al Club de Caza y Pesca, desde donde embarcamos en una lancha rápida.
Teníamos prevista una parada en la Isla de los Micos, pero el agua del río está
muy baja y no podemos llegar. La parada la hacemos en el Fundo Pedrito, donde
vemos la famora flor Victoria Regia, paiches (el pescado de agua dulce más
grande del mundo), caimanes, alimentamos a pirañas (10 soles por el pan que les
echamos y tortugas. Total, una turistada total.
Una hora más de viaje y estamos
en el Heliconia Lodge. Tal como imaginábamos y como vimos en las fotos. Está
genial y además tenemos piscinita.
Las cabañas están muy bien. Están
construidas sobre palafitos, por las crecidas del río en época de lluvia, con
baño privado, tres camas y una hamaca en una habitación trasera con mosquitera
(sin cristal) desde donde se oyen estupendamente los ruidos de la selva. Hay
electricidad de 5 a 9 am, de 12 a 2 pm y de 5 pm a 12 am, más horas que en la
mayoría de los lodges.
A las 12.30 comemos, de buffette:
brócoli y repollo, pollo al carbón, pescado, arroz, frijoles, plátano frito, y
otra vez, poco dulce. En general todas las comidas muy completas y con
verduritas.
Después de comer nos damos un
bañito en la piscina y a las 15.00 nos vamos de excursión: salimos en barca
para pescar pirañas con caña tradicional. Pasamos un buen rato y algo pescamos.
Nos gusta el primer contacto con el río.
Volvemos al lodge y a las 18.20 ya es noche cerrada (anochece a
las 17.30) y nos vamos a pie por la selva. Nos calzamos nuestras botas de jebe
y allá que vamos, desde el mismo lodge. Vemos tarántulas, la hormiga bala y
mucha, mucha vegetación. La selva siempre da respeto, pero de noche, más.
A las 19.30 es la cena y el
esquema es el mismo que en la comida, pero variando las verduras y la carne y
pescado. Antes nos tomamos unas cervezas y después, un pisco sauer, que se
elabora con pisco, zumo de limón, clara de huevo, jarabe de goma y azúcar. Se
bate en batidora y se le añade un toque de canela y de angostura ¡listo!. La
hacen buenísima, bueno, tampoco somos expertos, pero nos gusta mucho.
Día 14.10.18 HELICONIA
Me levanto a las 5.15 y ya
empieza a amanecer. El cielo está todavía rojo, una preciosidad.
Quiero tomar
el cafetín tranquilo antes de salir, ya que nos vamos a las 6.
Llovió gran parte de la noche
y no es seguro que salgamos. El objetivo es ver pájaros, que no salen si llueve. Al final salimos de todas formas, primero en bar a y luego a pié pero no paró de llover, así que no vimos casi nada y terminamos calados hasta los huesos.
Volvemos al lodge y a las 7.30
desayunamos. Un poco de relax y a las 9.00 salimos a caminar desde el lodge.
Primero por donde fuimos ayer por la tarde, pero después nos alejamos un poco
más. Sigue lloviendo, pero nos gusta mucho el paseo.
De vuelta en el lodge, bañito en
la piscina y almuerzo a las 12.30.
A las 15.30 salimos a ver un trapiche, donde se extrae el jugo de la
caña de azúcar y, o bien se destila, o bien se hace zumo. La familia que lo
lleva nos lo deja probar (el de 40 grados es puro fuego). También hacen
ungüentos de kion (jengibre). No compramos nada. Ya ha parado de llover, aunque
se sigue notando mucho la humedad.
Vemos la puesta de sol desde la
orilla del río Amazonas, al pie de nuestro lodge.
A las 18.20 salimos a “oír a
los animales de la selva” y a ver las estrellas. Pero estamos en medio del río
y no oímos nada. Está nublado y no se ven las estrellas. El guía tampoco se
esmera mucho en amenizar el viaje. En fin, poco productivo.
Volvemos y cenamos
a las 19.30. Nos tomamos un pisco sauer y a dormir.
Día 15.10.18 HELICONIA-IQUITOS
Me levanto temprano para tomar el
cafetín y ver el amanecer que ayer me pareció una pasada, hoy también se apunta
Marta.
A las 07:30 desayunamos y sobre
las 9 nos vamos a ver un poblado Yagua, que es la tribu local de esta zona del
Amazonas. Lo primero que vemos son dos niños con sendos perezosos. Son muy
graciosos y se cuelgan fuertemente de cualquiera. Les damos unas monedas a los
chicos por hacernos fotos con los perezosos.
Damos una vuelta por el pueblo.
Y después
a la que se supone es la parte tradicional, montada para el turista: una cabaña grande donde hacen
la danza de la “pandilla”: levantando mucho los pies, simulando ir por la selva
y evitar pisar la hormiga bala.
Pero primero nos presentan a
Luciano, anciano de 86 años que nos habla en la lengua yagua y nos cuenta que
así vestidos (con faldas de caña) iban su padre y su abuelo. Después vemos una
demostración de cerbatana e incluso alguien prueba su puntería. Hay
puestecillos de recuerdos. Damos un paseo y fin de la actividad. Turistada
total, a mí no me gustó mucho.
Hoy no hay nubes, así que hace
mucho calor. Volvemos al lodge, y de cabeza a la piscina.
Hay que ir haciendo
la maleta porque salimos en la lancha rápida hacia Iquitos a las 14.00.
Nos despedimos de los dos
japoneses que hicieron el tour con nosotros, muy majos y muy simpáticos, pero
ellos todavía se quedan un día más. Uno de ellos se llama Taquao y quedó en
mandarme las fotos que había hecho. En diciembre las recibí por correo en un
USB, que majo.
Estas fotos que pongo a continuación son de Taquao, por supuesto, no tienen nada que ver con las nuestras. El equipo fotográfico que llevaba él, tampoco tiene nada que ver con el nuestro. Gracias Taquao por estas fotos tan bonitas.
Llegamos al Puerto Deportivo de
Pesca a las 15.15 y una furgoneta nos lleva a cada uno a nuestro hotel.
Nosotros volvemos al Bora.
Nos despedimos de nuestros
compañeros: las dos peruanas con el inglés del forro polar, la abuela con la
hija y Matías, el nieto y sobrino respectivamente, al que Pedro, el loro que andaba suelto por el lodge, le mordió un pie.
Hoy dormimos en la planta baja,
mucho más cómodo que subir a los cielos (a pesar de la terraza).
Nos relajamos un poco, buscamos hotel en Leticia para mañana y salimos a dar un paseo, tomar una cerveza y cenar. Repetimos el The Yellow Rose of Texas. Hoy cenamos ceviche mixto y una brocheta de cerdo. Con dos cervezas: 148 soles.
Nos relajamos un poco, buscamos hotel en Leticia para mañana y salimos a dar un paseo, tomar una cerveza y cenar. Repetimos el The Yellow Rose of Texas. Hoy cenamos ceviche mixto y una brocheta de cerdo. Con dos cervezas: 148 soles.
A las 21.30 nos vamos a dormir,
que mañana hay que madrugar mucho.
Día 16.10.18 IQUITOS-SANTA ROSA
(PERU)-LETICIA (COLOMBIA)
A las 2:45 suena el despertador y
nos levantamos para ir al Puerto de Enapu, desde donde sale el Ferry a Santa
Rosa. A pesar de que el barco no
sale hasta las 6 de la mañana, nos dijeron que estuviésemos allí a las 4 ya que
suele haber bastante cola para entrar.
Ayer, en el hotel, nos encargaron
un motocarro con chófer de confianza para que nos llevase al puerto a las 3.15
(15 soles).
Llegamos en pocos minutos y enseguida vemos la cola para entrar, control de pasaportes y otra cola para pagar la tase de embarque (4,80 soles). Finalmente, cola para facturar la maleta. Embarcamos poco después y nos sentamos en el segundo piso, zona preferente. Es una mesa con seis asientos, al lado de la ventanilla.
Vemos salir el sol.
Llegamos en pocos minutos y enseguida vemos la cola para entrar, control de pasaportes y otra cola para pagar la tase de embarque (4,80 soles). Finalmente, cola para facturar la maleta. Embarcamos poco después y nos sentamos en el segundo piso, zona preferente. Es una mesa con seis asientos, al lado de la ventanilla.
Vemos salir el sol.
A las 6.30 llegamos a Indiana, y
a las siete nos dan desayuno.
A las 10.30 llegamos a la base
militar de Pijuayal. Mientras tanto, en la tele van dando películas.
A las 11.30 sirven el almuerzo:
arroz con guisantes y zanahoria, plátano frito y pollo frito. Insulso pero
suficiente. También dan coca-cola e inka-cola.
Nos dicen que el barco va a tope
de carga y va más lento de lo normal, por lo que llegaremos con algo de
retraso: a las 17.30 en vez de a las 16.00.
Hemos conversado durante todo el
trayecto con un tal Javier Restrepo y su familia, que viven en Leticia y nos
han dado indicaciones de donde cambiar dinero (El Opita), donde cenar (Tierras
Amazónicas) y donde encontrar información aparte de la Oficina de Turismo y
comprar billetes de barco.
Llegamos a Santa Rosa y tenemos
que pasar el control de pasaportes de salida de Perú y luego de entrada en
Colombia. Javier nos dice que suele haber una balsa en la otra orilla, pero
nadie tiene nada claro, por mucho que preguntamos. Nos fiamos de Javier y nos
vamos con él y su familia en un peque-peque (una barquita) a la otra orilla.
Allí efectivamente hay una barcaza que es un puesto fronterizo, pero no hay
nadie.
Javier nos dice que lo mejor es
que vayamos para Leticia y que mañana lo arreglemos, que no pasa nada, aunque
estemos ilegales en Colombia, que suele ser lo normal.
Como el rio está muy bajo, en vez
de atracar con el peque-peque en Leticia, nos vamos a Tabatinga, que pertenece
a Brasil. Allí está esperando un taxista de confianza de Javier, el cual nos
lleva a nosotros también hasta Leticia en Colombia. Están pegados, apenas
tardamos 15 minutos en llegar a nuestro hotel, el Maune.
Las Tres Fronteras, nombre de este
territorio amazónico, es un área que comprende tres países: Perú, Colombia y
Brasil. El río Amazonas recorre la frontera entre Perú y Colombia y Perú y
Brasil. Dependiendo del agua que lleve el río es mejor cruzar de un país a otro
en peque-peque o bien por río y tierra, como tuvimos que hacer nosotros:
Dejamos las cosas en el hotel,
duchita y nos vamos a cenar al restaurante Tierras Amazónicas y tomamos una
cerveza colombiana Club Colombia (5.000 pesos cada una).
Cenamos a base de carne y un
ceviche de pescado de entrante. Total: 146.000 pesos. Pero no tenemos
suficientes pesos y tenemos que pagar en dólares USA.
Todo el mundo nos dice que
Leticia es una ciudad muy segura, ya se acabó el problema de narcotráfico que
la hacía peligrosa hace tiempo. Hoy, la gente vive de sus negocios, el turismo
y la selva. Y hoy, nos ha parecido que así es.
Día 17.10.18 LETICIA
Nos levantamos tranquilos y
empezamos a pensar que vamos a hacer. Ya que no sabemos muy bien si hacer un
tour de un día por la zona, ir a dormir a Puerto Nariño, en fin. Lo que si
queremos dejar listo es el barco que no llevará luego a Manaos.
Preguntamos en varias agencias y
cada una nos dice una cosa, no hay quien se aclare, así que decidimos ir a
Tabatinga (Brasil) que es donde salen los barcos, y preguntar en el puerto
directamente.
El Fenix II sale el viernes a las
12.00, que nos va perfecto (en las agencias nadie nos había hablado de él, por
eso lo mejor fue ir directamente al puerto a preguntar). Llega a Manaus el
lunes, no se sabe muy bien la hora: a las 11.00 am si todo va bien.
Lo normal es que los pasajeros
duerman en hamacas en una gran cubierta, con baños y duchas comunes (200
reales), pero nosotros queremos camarote (solo hay dos). Nos dejan ver uno con
una cama doble y una hamaca, baño privado y ¡aire acondicionado! Un camarote
para dos cuesta 1.200 reales, y para tres 2.000 reales (incluye todas las
comidas y el agua). Es una pasta si lo comparas con lo que cuesta la hamaca,
pero decidimos que ya estamos un poquitín (solo un poquitín) mayores y que nos
podemos permitir ciertos lujos, y este es uno de ellos. Nos quedamos con la
duda de si deberíamos haber regateado (llegamos a la conclusión de que sí),
pero ya es tarde. La señora que nos vende los pasajes nos asegura que en el barco
venden cerveza, ya que yo leí en algún blog que no la vendía. Nos quedamos más
tranquilos.
Como no hemos tenido ocasión de
cambiar dinero brasileño, el motocarro nos lleva a una casa de cambio, pero no
quieren Euros, así que nos lleva a El Opita. Nos dan 4,5 reales por Euro. Nos
parece buen cambio. Volvemos al puerto y compramos los billetes. La señora está
sentada en una silla de plástico, frente a una mesa de plástico, y en cuanto le
damos el dinero, se lo guarda en las bragas. Nos da un recibo que esperamos nos
sirva para embarcar.
El mismo motocarro nos lleva al
puerto de Leticia y vemos barcos a Puerto Nariño (lancha rápida, dos horas,
31.000 pesos por persona). Seguimos pensando qué hacer y decidimos que lo más
urgente ahora es liquidar el tema de inmigración: nos vamos a la barca-oficina
de inmigración y como el río está muy bajo, casi podemos llegar andando. Un
funcionario nos lleva en barca (apenas diez segundos) y allí resolvemos, con la
aprobación de los funcionarios: salir de Perú y no entrar en Colombia (lo que
nos haría perder tiempo más tarde ya que tendríamos que sellar la salida, otra
vez allí o en el aeropuerto), sino ir a Tabatinga y sellar ya la entrada
directamente a Brasil, aunque estemos durmiendo en Colombia.
En teoría se puede estar en Colombia 24 horas sin sellar entrada/salida, pero el Policía nos dice que no cree que nadie nos pida el pasaporte, porque si alguien nos lo pide sería él, así que con su beneplácito, eso hacemos.
Volvemos a tierra firme, ya que se supone que todo esto, cuando el río está alto, está inundado.
En teoría se puede estar en Colombia 24 horas sin sellar entrada/salida, pero el Policía nos dice que no cree que nadie nos pida el pasaporte, porque si alguien nos lo pide sería él, así que con su beneplácito, eso hacemos.
Volvemos a tierra firme, ya que se supone que todo esto, cuando el río está alto, está inundado.
Son casi las 13.00 y otro
motocarro nos lleva a la Policía Federal de Tabatinga, que resulta estar
cerrada de 12.00 a 14.00.
Aprovechamos para comer y lo
hacemos en el restaurante San Jorge, otra de las recomendaciones de Javier,
quien aparece allí, y nos saluda efusivamente. Es un restaurante peruano y
comemos, cómo no, ceviche de pescado, arroz chaufa y leche de tigre, que es el
jugo del ceviche con un poco de pescado.
Estamos más o menos en medio de
la Policía Federal y la frontera con Colombia. Resulta que en Brasil no hay
motocarros y tenemos que ir a la frontera a coger uno.
Nos cobran, claro, el precio que quieren (15.000 pesos) por ir, esperar y volver a Leticia. El trámite de inmigración es fácil y ¡ya estamos oficialmente en Brasil!, aunque seguimos en Colombia. Jejejeje esto es la leche.
Nos cobran, claro, el precio que quieren (15.000 pesos) por ir, esperar y volver a Leticia. El trámite de inmigración es fácil y ¡ya estamos oficialmente en Brasil!, aunque seguimos en Colombia. Jejejeje esto es la leche.
El motocarro nos lleva a la
agencia Experiencias Amazónicas, cerca del restaurante Tierras Amazónicas.
Miramos a ver si nos da tiempo a
hacer alguna actividad y nos decidimos por canopy, que se hace en la Reserva de
Omagua (Vía Hacía Tarapacá, Km 10 | 10 km de Leticia). Cuesta 75.000 Pesos y
consiste en actividades ¡en la selva y sus árboles! Nos dicen que podemos ir en
sandalias y pantalón corto, y allá que vamos, en un motocarro. A mitad de
camino, para a nuestro lado una moto que iba en dirección contraria y dice “¡pero
si ya hemos cerrado!”. A pesar de todo, seguimos adelante y allí nos esperan
dos chicos que, con buen humor, nos atienden. Nos dan consejos de seguridad,
nos ponen arneses, casco y guantes y ¡empezamos!
Primero hay que trepar a un árbol
de 35 metros con una cuerda con un sistema por el cual te impulsas a ti mismo
con los pies, que están en unos estribos, y con las manos vas avanzando hacia
arriba. Hay un sistema de seguridad que impide que uno se pueda deslizar hacia
abajo. Pili y Marta no lo consiguen y los chicos las tienen que subir más o
menos a pulso (menos mal que están delgadinas jejeje). Yo sí lo conseguí, pero
sufrí bastante.
Desde ese árbol accedemos a un
puente tibetano a 25 metros. Impresiona, pero es muy bonito.
Llegamos a otra plataforma, y
desde ahí cogemos una tirolina de 125 metros. Chulísimo. La siguiente parte es
una malla de 8 metros, que asciende un poco hasta otro árbol. Y otra
plataforma, claro. Otra tirolina, esta de 20 metros y el descenso final: un
rápel (que ellos llaman canopy) controlado, rapidísimo. ¡¡Muy divertido!!
Cuando terminamos ya es de noche.
Estamos sudadísimos y un poco cansados. También llenos de picaduras de insectos
porque no nos habían dicho que el repelente era imprescindible. Ojo con
apoyarse en los árboles: te comen las hormigas.
Nos llevan la hotel, ducha
reparadora y cena en el restaurante Santo Ángel, muy cerca del hotel, donde
solo tienen cerveza alemana (y bastante cara) porque están en su particular
Oktoberfest. Comemos medallón de cerdo, ternera y salmón gratinado. La cena nos
sale un pico por culpa de las cervezas. Y además, cenamos fuera, con muchos
mosquitos y no dejan fumar en la terraza, tengo que levantarme y alejarme un
metro, que coñazo.
A dormir, estamos agotados.
Día 18.10.18 LETICIA-PUERTO
NARIÑO-LETICIA
Hemos contratado un tour “full
day” a través de nuestro hotel, al mismo precio que las agencias: 125.000 pesos
por persona.
A las 07.30 la chica del hotel
nos lleva a la agencia Amazonia Extrema, donde se junta el grupo, vamos al
puerto y subimos a la lancha rápida que nos paseará todo el día. Hacemos dos
paradas para recoger gente y en una nos demoramos muchísimo, por lo que vamos
con retraso en el programa.
La primera parada es la Isla de los Micos, santuario de los
monos amarillos. Antes, la gente les daba de comer, pero ahora son los guías
quienes lo hacen. Ponen un plátano cerca de tu cabeza, y los monos saltan sobre
ti a manadas. No pesan, no hacen daño, pero es una sensación muy extraña. ¡ojo
con los pendientes y objetos brillantes, que los micos creen que es comida y
van a por ellos!
La segunda parada es la comunidad indígena de Macedonia, donde
nos hacen una danza, nos explican un poco de historia de la tribu y la siempre
presente artesanía.
La tercera parada, y punto más
lejano de Leticia es Puerto Nariño. Aquí
comemos en el restaurante Las Margaritas o Donde
Panchita. Es un buffette a base de sopa, pollo, pescado, plátano frito,
arroz, frijoles y café, que aquí en Colombia llaman “tinto”. En un bar: ¿Me regala un tinto?”
Damos una vuelta por el pueblo,
que es muy bonito, muy cuidado. Presumen de ser el primer pueblo ecológico de
Colombia: está limpio, reciclan y lo más importante: conciencian a los niños de
que así debe ser.
A las 14.00 hrs nos vamos a ver a
los delfines rosados: vemos unos pocos saltando, pero es difícil verlos bien.
Empieza a llover a cántaros, pero solo dura un rato: en el río el tiempo cambia
muy deprisa.
La última parada es en Puerto
Alegría (Perú), donde hay un “zoo” de animales “en libertad”, pero todo resulta
un poco triste porque realmente, poca libertad tienen. Hay loros, un tucán, una
guacamaya, una tortuga y otra que parece prehistórica. Un lagarto, un puerco
espín y un perezoso, que es una monada, pero parece muy agobiado. Los animales
pasas de mano en mano sin ningún miramiento.
También vimos una anaconda. Me
hizo gracia, que los propios locales no se acercaban mucho a ella, a pesar de
estar en el sótano de una casa, o sea, en cautiverio. Le pregunté a uno de
ellos y me dijo que, si una anaconda te ataca, por mucha gente que esté
contigo, date por perdido. Así que las fotos con el zoom.
Sobre las 17.00 estamos de vuelta
en Leticia.
Vamos al Parque Orellana, donde pensamos que se juntan todos los pájaros al anochecer. No nos parece nada del otro mundo, y como vemos Variedades Luz allí mismo (la tienda de la esposa de Javier), allá que vamos a saludarla y despedirnos. Hablamos un rato y le contamos nuestra decepción con los pájaros y nos dice que nos hemos equivocado de parque, que el espectáculo está en el parque Santander, a dos cuadras de allí. Vamos corriendo y aunque no vemos las bandadas de pájaros, las oímos.
Vamos al Parque Orellana, donde pensamos que se juntan todos los pájaros al anochecer. No nos parece nada del otro mundo, y como vemos Variedades Luz allí mismo (la tienda de la esposa de Javier), allá que vamos a saludarla y despedirnos. Hablamos un rato y le contamos nuestra decepción con los pájaros y nos dice que nos hemos equivocado de parque, que el espectáculo está en el parque Santander, a dos cuadras de allí. Vamos corriendo y aunque no vemos las bandadas de pájaros, las oímos.
Entramos en una iglesia, pero
tampoco nada del otro mundo. Damos una vuelta por las calles, las tiendas de
recuerdos y en una licorería compramos una botella de ron para el viaje en
barco, que emprendemos mañana.
De vuelta a casa, ducha merecida,
reservamos hotel para el lunes en Manaus (aprovechando que la wi fi funciona,
que no ha sido todo el tiempo), y volvemos a cenar en Tierras Amazónicas.
Antes, un par de cervezas Club Colombia en otro restaurante que está al lado.
Cenamos medallón de cerdo a la hawaiana (en salsa de piña), lomo de ternera
salteado (que está tan rico como el del primer día) y fillet mignon en salsa de
champiñones.
Es curioso que en los
restaurantes siempre se incluye un 10% de propina, pero no es obligatoria. El
cliente puede aumentar o disminuir la propina. Y si uno no quiere dejar, no
pasa nada.
Nos vamos a dormir.
Día 19.10.18 LETICIA-BARCO POR EL
AMAZONAS RUMBO A MANAOS
Esta mañana tocan los
preparativos para los cuatro días en el barco: compras de pan, patatas fritas,
galletitas, etc… y preparar la maleta.
El hotel admite pago con tarjeta
sin recargo, pero la agencia carga un 6% extra. Así que pagamos el hotel con
tarjeta, y el tour en efectivo.
Vamos a un súper cerca de casa y
hacemos la comprita. Sofía, la chica del hotel llama a un taxi para ir al
puerto de Tabatinga. Son las 10.00 am.
Llegamos y la señora que nos
vendió los billetes y que se metió el dinero en las bragas (es que nos dejó
alucinados jejejeje) nos pone un brazalete verde que nos identifica como
pasajeros del F/B FENIX II. Nos ponemos en la fila que nos indican y vamos
embarcando por turnos.
Cuando embarcas, llega el control
policial. Te abren la maleta y lo revisan todo. Según dicen hay bastante
tráfico de drogas.
Comemos un bocadillo de jamón con
un pan de queso un poco dulce.
Un propio del barco nos dice que cambiemos la hora, porque los horarios del barco son con la hora de Brasil, que es una hora más.
Un propio del barco nos dice que cambiemos la hora, porque los horarios del barco son con la hora de Brasil, que es una hora más.
A la hora en punto, nuestro
particular ayudante viene a avisarnos: primero pasan por el buffette los de los
camarotes (sólo hay dos) y luego el resto del pasaje. A pesar de la hora y la
poca hambre, damos buena cuenta de los espaghettis, pollo, ensalada y algo que
parece trigo molido muy seco. Comemos en un comedor muy pequeño, pero vemos que
la gente llega con tupers y se los lleva a la hamaca.
Toda la tarde tirados, claro, no hay otra cosa que hacer
Al cabo de un rato vamos a pedir una cerveza y nos llevamos la sorpresa de que ¡no hay! Que ya se terminó. Madre mía, el primer día y ya se terminó, que disgusto mas grande pensando en los siguientes días. Así que atacamos el ron, del que bebemos media botella.
Toda la tarde tirados, claro, no hay otra cosa que hacer
Al cabo de un rato vamos a pedir una cerveza y nos llevamos la sorpresa de que ¡no hay! Que ya se terminó. Madre mía, el primer día y ya se terminó, que disgusto mas grande pensando en los siguientes días. Así que atacamos el ron, del que bebemos media botella.
Día 20.10.18 POR EL RIO AMAZONAS
RUMBO A MANAOS
A las seis tocan a la puerta para
que vayamos a desayunar. Cogemos pan, huevos revueltos y papaya. Hay café, ya
dulce, leche y agua caliente. Nos lo llevamos al camarote para comerlo un poco
más tarde y yo me voy a tomar el cafetín y ver el amanecer.
y nos entretenemos viendo como el barco para en San Antonio de Çià, gente que sube y baja, mercancías… bullicio de puerto.
y nos entretenemos viendo como el barco para en San Antonio de Çià, gente que sube y baja, mercancías… bullicio de puerto.
A las 9.00 volvemos a parar y le
pregunto al capi si me daría tiempo a ir a comprar cerveza al pueblo, me dice
que sí. Raudo y veloz desembarco, hablo con un motero que estaba allí, y me
lleva por 10 reales a una tienda. Compro cervezas y cachaca. Biennnnnnnnnnn ya
tenemos provisiones, porque no sé qué hubiese sido sin nosotros dos días más
sin cerveza.
Le pido a la señora del “bar” que
nos guarde las cervezas en su refrigerador, a lo que accede a regañadientes. Me
partía de risa, ya que no paraba de protestar, a la ve que iba guardando las
cervezas. Le dimos una propinilla
La temperatura va subiendo. A las
11.00 tenemos el almuerzo: arroz, espaghetti, carne picada y frejoada. De
postre, papaya y café. Pero ya aprendimos y cogemos la comida, la traemos al camarote
y comemos cuando nos apetece.
Hoy continúo leyendo el libro de
Manaos, de Vázquez Figueroa. Que mejor sitio que este para leerlo.
Estamos todo el día cada uno a
nuestra bola, leyendo, paseando, hablando con otros pasajeros…
A las 17.00 cenamos. Otra vez nos
llevamos la comida al camarote y cenamos más tarde. Hoy sí tenemos cerveza y
cachaça.
Día 21.10.18 POR EL AMAZONAS
RUMBO A MANAOS
Cafetín mañanero
Día entero de navegación. Sigue haciendo mucho calor. Aprovechamos para hacer un poco de colada, contemplar el Amazonas, que se despliega ante nosotros con sus tonos marrón en el agua, verde en la orilla. Mismo ritmo de comidas y por la noche la cerveza del bar (que ha sido repuesta en uno de los puertos) ya se ha terminado. A nosotros todavía nos queda de la nuestra.
Aquí un bichito que se nos coló en la habitación
Y como siempre, maravillosa puesta de sol
Día entero de navegación. Sigue haciendo mucho calor. Aprovechamos para hacer un poco de colada, contemplar el Amazonas, que se despliega ante nosotros con sus tonos marrón en el agua, verde en la orilla. Mismo ritmo de comidas y por la noche la cerveza del bar (que ha sido repuesta en uno de los puertos) ya se ha terminado. A nosotros todavía nos queda de la nuestra.
Aquí un bichito que se nos coló en la habitación
Y como siempre, maravillosa puesta de sol
Día 22.10.18 POR EL
AMAZONAS-LLEGADA A MANAOS
Como todos los días, cafetín mañaero viendo el amanecer.
Nos dicen que vamos con retraso y que en vez de llegar a las 11, llegaremos sobre las 4 o las 5 de la tarde, así que relax.
Nos dicen que vamos con retraso y que en vez de llegar a las 11, llegaremos sobre las 4 o las 5 de la tarde, así que relax.
Ya tenemos ganas de llegar, sobre
todo porque nos gustaría ir a alguna agencia para mirar un tour para los
próximos tres días, y queremos salir mañana. Además yo ya estuve allí en el año 91, casi ayer. Brasil fui mi primer viaje, digamos, largo y "aventurero", con lo cual tengo muy buenos recuerdos de aquel viaje, uno de los mejores.
El viaje ha sido bonito, pero lógicamente monótono, a pesar de ello el tiempo pasó volando. Navegar por el río Amazonas ha sido una gran experiencia. El camarote nos ha salvado de mucho calor y de tener un sitio donde poder relajarte y estar a gusto, mereció mucho la pena el dinero gastado, que al fin y al cabo para eso está. En conclusión, un viaje, en mi opinión, muy recomendable.
El viaje ha sido bonito, pero lógicamente monótono, a pesar de ello el tiempo pasó volando. Navegar por el río Amazonas ha sido una gran experiencia. El camarote nos ha salvado de mucho calor y de tener un sitio donde poder relajarte y estar a gusto, mereció mucho la pena el dinero gastado, que al fin y al cabo para eso está. En conclusión, un viaje, en mi opinión, muy recomendable.
Atravesamos el famoso encuentro de los rios negro y Solimões. Mañana que lo haremos con mas calma, eso espero, ya contaré mas.
Ya vamos llegando.
Despedimos de nuestros vecinos: una pareja, él peruano y ella brasileña, con una niña pequeña. Muy amables.
Ya vamos llegando.
Despedimos de nuestros vecinos: una pareja, él peruano y ella brasileña, con una niña pequeña. Muy amables.
Salimos del puerto, donde hay
mucha policía, tanto de a pie como costera. Cogemos un taxi al hotel, que no
está muy lejos, pero queremos llegar cuanto antes porque ya nos cierran las
agencias para contratar excursión a la selva para el día siguiente. Nos cobra
20 reales.
El hotel se llama Eco-Suite
(calle Dr. Moreira, 168). La habitación triple cuesta 178 reales.
Sin perder tiempo, vamos a la
calle 10 de Julio, a unos escasos quince minutos a pie, que es donde se
concentran las agencias de viajes y excursiones. No es que haya muchas, y
alguna ya está cerrada. Nos informamos primero en Amazon Eco Adventure y
después en la agencia Iguana. Nos quedamos con esta segunda, que ofrece una
noche en lodge y otra noche en la selva. Cuesta 200 reales por persona y día,
en bungalow privado para los tres, ya que también tienen dormitorios. Son tres
días, por lo que son 600 reales por persona toda la excursión. Incluye todos
los transportes, excursiones, comidas y agua. No incluye otras bebidas.
Volvemos a nuestro hotel y nos
encontramos con la zona casi desierta: no hay nada abierto, no hay gente, ni
bares ni restaurantes a la vista… da un poco de miedo.
En el hotel aprovechamos la wi fi
para reservar hotel en Manaus para la vuelta, pero en la zona de la calle 10 de
Julho.
También compramos billetes de
avión de Manaus a San Salvador de Bahía para el viernes 26, a las 4.45 am ¡otro
madrugón! Los tres billetes nos cuestan 1.602 reales, un precio bastante alto
por comprarlo con tan poca antelación.
El recepcionista del hotel nos
indica un restaurante cercano, Fiorentina. Un italiano donde comemos pizza y
pasta. Con cervezas: 22 Euros.
Día 23.10.18 MANAOS-JUMA LAKE INN
Desayunamos en el hotel y a las
7.40 nos vienen a buscar.
Vamos a cambiar
dinero (1 euro = 4,15 reales) y pagamos los 1,800 reales por la excursión de
los tres, ya que con tarjeta nos cobran un 3%.
Tenemos el famoso teatro de la ópera enfrente. Es de lo único que me acuerdo de cuando estuve aquí hace unos años.
Tenemos el famoso teatro de la ópera enfrente. Es de lo único que me acuerdo de cuando estuve aquí hace unos años.
Salimos hacia el puerto en coche
y tardamos 20 minutos en llegar.
Una lancha rápida nos lleva a través del río Amazonas (Solimões, en Brasil) hacia el río Negro y el Encuentro de las Aguas, en la confluencia de ambos ríos. Las aguas del Solimões son de tonalidad más clara y las del río Negro, más oscuras. (Wikipedia: Durante 6 km las aguas de los dos ríos corren lado a lado sin mezclarse. Este fenómeno es producido por las diferencias de temperatura, velocidad y densidad del agua de los dos ríos. El río Negro tiene una velocidad cercana a 2 km por hora y una temperatura de 28°C, mientras que el río Solimões fluye entre 4 a 6 km por hora a una temperatura de 22°C).
Una lancha rápida nos lleva a través del río Amazonas (Solimões, en Brasil) hacia el río Negro y el Encuentro de las Aguas, en la confluencia de ambos ríos. Las aguas del Solimões son de tonalidad más clara y las del río Negro, más oscuras. (Wikipedia: Durante 6 km las aguas de los dos ríos corren lado a lado sin mezclarse. Este fenómeno es producido por las diferencias de temperatura, velocidad y densidad del agua de los dos ríos. El río Negro tiene una velocidad cercana a 2 km por hora y una temperatura de 28°C, mientras que el río Solimões fluye entre 4 a 6 km por hora a una temperatura de 22°C).
Tras otros 20 minutos llegamos a
tierra y cogemos una furgoneta que, en una hora nos lleva a otro embarcadero
para coger la barca final hacia nuestro destino: Juma Lake Inn, a orillas del río Mamori.
El último tramo es de sólo media
hora, pero nos retrasamos en la salida porque la lancha tiene problemas para
arrancar. Finalmente, llegamos a las 12.00, justo a la hora de comer.
Llevamos las mochilas a nuestro
alojamiento: una cabaña básica, pero suficiente, con tres camas con mosquitera,
baño privado, ventilador… a casi 100 escaleras del río. Habrá que pensárselo
bien a la hora de subir y bajar. Lo peor es que no hay baños en la zona de
abajo, por lo que las chicas tienen que subir toda la escalinata para hacer
pipí
El entorno es precioso: el río y
la selva. Una maravilla.
La única putada es que en la agencia
en Manaus nos dijeron que nos podríamos bañar en el río, pero aquí nos dicen
que no es posible, porque hay pirañas… nos extraña un poco la explicación, pero
como no tenemos con qué replicar, nos tenemos que conformar. Apetece muchísimo
un bañito y además el sitio está preparado para ello porque hay escaleras, en
fin.
A las 15.00 tendríamos que haber
salido a pescar pirañas y ver pájaros, pero se pone a llover a mares y el guía decide
que es mejor esperar. La barca es descubierta y nuestros impermeables no
hubiesen aguantado esta lluvia tropical.
Nos ponemos en marcha y de
camino, vemos un caimán.
Luego toca pesca de pirañas.
Marta y yo pescamos dos cada uno, mientras que Pili no se come una rosca. Se
nota que es de tierra adentro.
Después, a la hora de la puesta
de sol, nos bañamos en el río, el agua calentita, y vemos anochecer. Otra
maravilla, una auténtica pasada bañarte en el amazonas viendo la puesta de sol,
eso sí, sin pensar que pocos metros de allí estuvimos pescando pirañas y vimos
el cocodrilo.
Cerveza antes de la cena
A las 19.00 cenamos y después vamos a ver caimanes. El guía lo coge y nos lo enseña y nos explica un poco la vida y costumbres del bicho.
A las 19.00 cenamos y después vamos a ver caimanes. El guía lo coge y nos lo enseña y nos explica un poco la vida y costumbres del bicho.
A la vuelta nos tomamos unas
caipirinhas, que están riquísimas.
Que día mas bonito.
Que día mas bonito.
Día 24.10.18 JUMA LAKE INN-NOCHE
EN LA SELVA
A las 5.30 am vamos a ver la
salida del sol y pájaros. Vemos muchos animales y la salida del sol es
preciosa.
A la vuelta desayunamos y a las
8.30 salimos en barca para ir a la caminata por la selva. Es toda una lección
de supervivencia, para qué puede servir lo que la selva nos ofrece, Conrado,
nuestro guía nos enseña plantas medicinales, árboles, tarántulas, hormigas
bala. Nos encantan sus explicaciones, pero seguimos siendo poquita cosa e
indefensos en la inmensa selva.
Hace mucho calor y humedad.
Por la tarde salimos y vamos a
dormir en la selva, así que tenemos que encargar lo que queremos llevar de
bebida alcohólica, que me temo será mucho para poder pasar la noche, que se
prevé dura, pero así lo elegimos.
Encargamos cervezas y un kit de
caipirinha: botella de cachaça, hielo, limas, azúcar y una cubeta para mezclar.
Somos 10 y solo dos (nosotros y la pareja belga compramos kit de caipirinha).
A las 15.30 salimos con nuestra
pequeña mochilita para dormir en la selva. En el grupo somos diez: una pareja
de suizos, una pareja de belgas, una pareja de alemanes, un franco-portugués y
nosotros tres. Los abuelos (“señor,
señora, ya bajo yo los troncos de la barca que pesan mucho”). Vamos un rato
en barca y llegamos al sitio. Nos bañamos en el río, recogemos leña para
cocinar esta noche y seguimos en la barca. Paramos en unos manglares y nos
tomamos una cerveza, dentro y fuera del agua.
Seguimos por el río y vemos la puesta de sol, también desde el agua.
De vuelta al campamento, Conrado prepara unos pollos en unos espetos, tipo asado argentino para asarlos. Ha traído el arroz ya cocido. Mientras tanto, el grupo bebemos, charlamos y cuando el pollo está listo, lo atacamos con hambre. Pero resulta un poco soso. Después la emprendemos con la caipirinha y, claro, todo el mundo quiere y no les vamos a decir que no. Así que compartimos las dos botellas entre los diez.
De vuelta al campamento, Conrado prepara unos pollos en unos espetos, tipo asado argentino para asarlos. Ha traído el arroz ya cocido. Mientras tanto, el grupo bebemos, charlamos y cuando el pollo está listo, lo atacamos con hambre. Pero resulta un poco soso. Después la emprendemos con la caipirinha y, claro, todo el mundo quiere y no les vamos a decir que no. Así que compartimos las dos botellas entre los diez.
Conrado ya ha desplegado las
hamacas, bajo una techumbre; el sitio ya está preparado para esto.
Dicen que hay luna llena y que
está precioso, así que bajo al río para verla.
Están allí los suizos que parece que quieren bañarse. Me preguntan si me importa si se bañan en bolas, les digo que no y pienso que están locos, pero según los veo, me da envidia (ya llevo varias cervezas y caipiriñas), así que me despeloto y al agua. Que gustazo, aunque tampoco alivia mucho el calor que tenía, ya que el agua está bastante caliente. Cuando salgo y voy subiendo, pienso que estoy un poco chiflado, a quien se le ocurre bañarse en bolas en el amazonas por la noche, pues a los suizos y a mí.
Están allí los suizos que parece que quieren bañarse. Me preguntan si me importa si se bañan en bolas, les digo que no y pienso que están locos, pero según los veo, me da envidia (ya llevo varias cervezas y caipiriñas), así que me despeloto y al agua. Que gustazo, aunque tampoco alivia mucho el calor que tenía, ya que el agua está bastante caliente. Cuando salgo y voy subiendo, pienso que estoy un poco chiflado, a quien se le ocurre bañarse en bolas en el amazonas por la noche, pues a los suizos y a mí.
Estamos todavía charlando un
ratín, el calor es insoportable, tengo la camiseta empapada del sudor, vaya
nochecita nos espera.
Ya voy un poco beodo y decido que
es hora de intentar tumbarse en la hamaca, así que dejo a Marta charlando con
Conrado y me voy a tumbar. Al sentarme en la hamaca, perdí el equilibrio y salí
volando por el otro lado, menuda leche, pero me empezó a entrar un ataque de
risa que no me podía levantar (el alcohol también influía) y apareció
rápidamente Conrado, que se dio cuenta, a ayudarme. Que panzada a reír. Al
final conseguí meterme en la hamaca, eso si, del calor que tenía, dormí en calzoncillos.
Día 25.10.18 SELVA-MANAOS
Tardé un poco en dormir, pero al
final dormí muy bien.
Recogemos el campamento y vamos a
ver a una familia que elabora tapioca. En el camino hacemos una parada para bañarnos y quitar la legañas.
Conrado nos explica un poco la dinámica de la sociedad en la selva. Intentan ponerse al día en cuestiones tecnológicas, pero también preservar sus costumbres, mandar a los niños al colegio; en resumen, crear un equilibrio entre la vida tradicional, que no parece que quieran dejar y la modernidad, el tener unos ingresos un poco más elevados y expandir un poco el horizonte de la gente joven.
Conrado nos explica un poco la dinámica de la sociedad en la selva. Intentan ponerse al día en cuestiones tecnológicas, pero también preservar sus costumbres, mandar a los niños al colegio; en resumen, crear un equilibrio entre la vida tradicional, que no parece que quieran dejar y la modernidad, el tener unos ingresos un poco más elevados y expandir un poco el horizonte de la gente joven.
A las 9.30 estamos de vuelta en
el lodge. Cerramos maleta y merodeamos por las cabañas, miramos el río con
ojillos de querer saltar, pero no nos dejan…
A las 12.00 comemos y nos
sentamos en una mesa frente a la ventana, viendo el río y a los delfines
saltar. Muy bonito.
A las 13.45 salimos con la lancha
rápida y hacemos el mismo camino, a la inversa.
Llegamos a las 16.00, tal como
estaba previsto. Dejamos las maletas en la agencia y vamos a ver el Teatro
Amazonas, que está allí mismo. Hay una visita guiada en inglés (20 reales por
persona) y nos resulta muy interesante. El Teatro Amazonas se construyó durante
15 años con materiales traídos de Europa y se inauguró en 1896. Desde Europa y
Estados Unidos también se traían a las primeras figuras que actuaban en el
teatro. Los grandes “recolectores” de caucho y sus esposas o queridas eran el
público asiduo.
Un poco de historia de Manaus,
sin la cual se entiende la existencia de este teatro de ópera en una ciudad de
la selva a la cual solo se puede acceder por río o en avión.
Desde 1890 hasta 1920 la ciudad
de Manaus conoció la gloria de la riqueza, la opulencia y la excentricidad. Fue
la época de la fiebre del caucho:
Me vino muy bien haber leído el
libro de Manaos (al final lo leímos los tres) porque te cuenta toda la historia
de aquella época.
Después entramos en un par de
tiendas para comprar algún recuerdo, que todavía no nos hemos estrenado.
A las 17.00 vamos al hotel Taj
Mahal (habitación triple, 180 reales). Es un edificio grande y decadente, pero
conserva su encanto. Yo creo que fue precisamente aquí donde me alojé cuando
estuve en mi primer viaje a Brasil, el otro día (hace 27 años).
A las 19.00 salimos a tomar una
cerveza y cenar. Nos sentamos en la plaza y cenamos en el restaurante Tambaquí
de Banda (R. José Clemente, 596 – Centro Manaus). Estamos casi frente a la
iglesia de San Sebastián.
El Tambaquí es un pescado del
amazonas, que probamos pero no nos gustó mucho. También pedimos pirarucu,
parecido al bacalao y más rico y filet mignos. Un postre y cervezas. 37 Euros.
Lo malo del sitio es que hay un músico con una guitarra que canta muy bien,
pero demasiado alto. Lástima.
A dormir que mañana toca otra vez
madrugón.
Día 26.10.18 MANAOS-SALVADOR DE
BAHIA
Ayer encargamos un taxi (de
confianza, nos previenen sobre coger taxis por la calle) a la agencia Iguana.
Nos lleva al aeropuerto a las 3.00 am por 60 reales. También hubiésemos podido
encargarlo en el hotel.
Hacemos el check-in tras un poco
de comprobación por parte de la línea aérea de la tarjeta de crédito de Pili,
que fue quien pagó los billetes de avión. Pasamos seguridad y nos tomamos un
café y ¡al avión!
El vuelo de la compañía GOL a
Salvador de Bahía sale a las 4.45,
pero tenemos que hacer escala en Brasilia. Llegamos a las 9.00 y volvemos a
embarcar a las 9.45. Llegamos a las 11.30 am.
Vamos a coger un taxi y
comparamos varios precios. Regateamos duro y el trayecto nos sale por 70 reales
(no decimos que el precio fuese barato, sólo que lo sacamos casi a la mitad del
precio de salida). También se puede pedir ir con el taxímetro, pero preferimos
el precio fijo.
Tardamos media hora, con tráfico,
hasta nuestro hotel, situado en el Pelourinho. Es la Pousada Pedacinho da Bahía (55 euros, habitación triple,
con baño privado y desayuno). En la Ladeira de Saúde, 20.
A las 14.00 salimos y comemos en
Boqueco de Pelourinho, en el Largo de Cruzeiro de Sao Francisco. Comemos
Moqueca de Camarao, una especie de sopa espesa o salsa clara, con gambas. Viene
acompañada de arroz, pirao y farafa y una salsa picate. Nos gusta mucho. La
pedimos para dos personas, con cafés y cerveza: 79 reales.
Visitamos el Pelourinho. Que
recuerdos me trae de cuando estuve la última vez, uffffff
Callejeamos por toda la zona.
Nos topamos con una banda de tambores, un grupo de chavales que estaban ensayando. Jo como presta escucharlos. Estamos un buen rato viéndolos. Y no serán los únicos que veamos.
Nos topamos con una banda de tambores, un grupo de chavales que estaban ensayando. Jo como presta escucharlos. Estamos un buen rato viéndolos. Y no serán los únicos que veamos.
Por la tarde vamos al Mercado
Modelo, bajando con el Ascensor de la Cerda. También vimos un poco de capoeira.
Joo no tiene nada que ver con el mercado que yo conocí en su día. Sigue siendo enorme, pero todo muy ordenadito. Porque se que es el mismo, si no, nunca lo hubiera imaginado. Las chicas hacen alguna comprilla, pero yo no veo nada que me atraiga, y eso que la última vez, salí de allí cargado de compras, también es verdad que cada día me llama menos la atención los souvenirs.
Joo no tiene nada que ver con el mercado que yo conocí en su día. Sigue siendo enorme, pero todo muy ordenadito. Porque se que es el mismo, si no, nunca lo hubiera imaginado. Las chicas hacen alguna comprilla, pero yo no veo nada que me atraiga, y eso que la última vez, salí de allí cargado de compras, también es verdad que cada día me llama menos la atención los souvenirs.
Volvemos al centro subiendo con
el ascensor y volvemos al hotel, aunque todavía nos queda un poco de tiempo
para callejear un poco más.
El señor del hotel, que nos ha
dado muy buena información antes sobre los sitios que había que visitar, nos
recomiendo coger un Uber para ir a Rio Vermelho, adonde queremos ir a cenar. Lo
pide él porque nosotros no tenemos la aplicación. Intento bajar la aplicación,
pero no me sirve de nada, ya que mi móvil es español y no me deja reservar,
cosas de la tecnología.
El taxi nos recoge y cuál es
nuestra sorpresa, cuando el taxista le da a un botón y se encienden luces de
colorinos en el coche, como si fuera una discoteca. De repente el tío saca un
micrófono y nos pone un karaoke, flipamos a la vez que nos moríamos de risa.
Nosotros, encantados, lo damos todo. Y además, el tipo nos está grabando.
Espero que esta grabación no llegue a ninguna parte, aunque no pasaría nada,
porque todo el mundo sabe que cantamos como los ángeles.
Llegamos a nuestro destino y son
varias calles paralelas al mar con chiringuitos y restaurantes. Todos tienen la
música a tope en directo, parece que compiten por ver quién la pone más alta.
Es un poco desagradable porque estás en un bar y escuchas la música de los de
alrededor.
En Brasil al igual que en
Colombia, no se puede fumar debajo de un techo, sea de dentro de una casa, una
lona o un simple tejado. Así que con sólo moverte a la mesa más afuera del
toldo se permite fumar. Que coñazo son y me temo que en el futuro será así en
todos los sitios.
Tomamos unas cervezas antes de
decidir cenar en un sitio muy recomendado por TripAdvisor: Casa Tereza Paim
(calle Odilio Santos 45). Aunque estamos comiendo dentro del local, al menos es
tranquilo. Pedimos especialidades locales: un mix de snacks de Bahía, ensalada
de pulpo y carne do sol: carne de vaca secada al sol durante casi cuatro días.
La verdad es que todo estaba muy rico. Lo regamos con vino brasileño. Total:
350 reales.
Después nos sentamos en uno de
los muchos sitios con música en directo que hay en el paseo principal, y allí
nos tomamos un par de caipirinhas.
Hay muchos taxis esperando en la
calle. Parece seguro. Nos cobra 32 reales.
Día 27.10.18 SALVADOR DE BAHIA
Desayunamos en la terraza del
hotel, que tiene unas vistas estupendas y aprovechamos para terminar de hacer
el intercambio de fotos, mientras Marta y Pili hacen las maletas, ya que ellas
se vuelven hoy por la noche para España.
Yo me quedo una semana más. Hoy y
mañana voy a dormir a la zona de la playa, Barra y pasado mañana me quiero ir a
pasar unos días a Morro de Sao Paulo, que son unas islas que están a un par de
horas en barco de aquí. Mi vuelo de regreso a España lo tengo para el día 3 por
la noche desde Río de Janeiro.
Aún tenemos un rato de paseo por
la mañana y lo aprovechamos callejeando sin rumbo, yendo hacia donde la música
nos lleva y claro, las chicas haciendo compras de última hora.
Nos vamos en taxi hasta Barra,
donde alquilé un apartamento a pie de playa para los próximos días. Allí
dejamos la maleta y salimos a dar una vuelta y a comer.
Le dicen a Claudio, el taxista
que nos trajo hasta aquí, si puede venir a recoger a Marta y a Pili por la
tarde para ir al aeropuerto. Dice que sí y que les hace precio especial: 60
reales. Lo sea o no, deciden cogerlo y quedan con él a las siete. Su avión sale
a las 21.45.
Vamos hasta el faro, y luego
comemos en el restaurante Caranguejo do Farol (Av. Oceanica, 235), al lado del
apartamento. Comemos otra vez Moqueca de camarao (129,90 reales) y de entrante
casquinhas de siri, unas “barquitas” de barro con carne de cangrejo (30,90
reales). Al final resultó ser mucha comida porque las raciones eran muy
abundantes, así que pedí que me pusieran en un tupo los restos y los llevé al
apartamento. Ya tengo la comida de mañana.
Seguimos con nuestro paseo por
Salvador de Bahía, más que nada callejeando al lado del mar, viendo la gente en
la playa, muy concurrida a esa hora de la tarde de sábado.
Nos tomamos unas últimas
caipirinhas, yo hago una comprita para el apartamento, y ya se va acercando la
hora de que se vayan.
Volvemos para el hotel a recoger las maletas, y vemos a unos haciendo capoeira
Volvemos para el hotel a recoger las maletas, y vemos a unos haciendo capoeira
Claudio aparece puntual, nos
despedimos. Me da pena que se vayan, pero…… y a ellas creo que también.
Una vez solito y desamparado. Doy
un paseín y enseguida me retiro. El apartamento tiene una terraza encima del
paseo y delante de la playa, así que me siento tranquilito a mirar internet y
tomar unas cervezas hasta que ya me retiro a dormir.
Día 28.10.18 SALVADOR DE BAHIA
Hoy día absolutamente de relax,
playita y no hacer nada de nada, que eso me suele gustar mucho. Bueno creo que lo
que me queda por aquí va a ser todo igual. Cafetín mañanero.
Miro para ir mañana a Morro de
Sao Paulo, pero no consigo comprar el billete por internet. La información como
siempre bastante confusa. Sé que hay uno a las 9 que es el que me interesa
porque va directo. Hay otros que te llevan la mitad en barco y la otra en bus,
cuesta menos, pero en vez de 2 horas son 4 así que descartado. Pienso si ir al
muelle a preguntar, pero está lejísimos de donde estoy, así que decido que me
arriesgo y mañana me presento allí.
También miro alojamientos en
Morro, pero no me decido por ninguno. Decido que como no es temporada alta y
además mañana es lunes (los fines de semana dicen que aquello está a tope), que
una vez llegue allí lo busco in situ, ya que además si todo va bien a las 11 estoy
allí. De todas formas, apunto algunos que me gustaron.
Aquí en mi terraza comiendo los restos de ayer.
Aquí en mi terraza comiendo los restos de ayer.
Día 29.10.18 SALVADOR DE
BAHIA-MORRO DE SAO PAULO
Me levanto temprano, ya que
quiero estar en el puerto sobre la 8,30. La chica de recepción me llama a un
taxista amigo suyo, así que estupendo.
Llego y al final no tengo
problema para coger el de las 9 de la mañana, así que estupendo. Es temprano,
así que me da tiempo a tomar un café.
A las 9 sale el barco y llegamos
sobre la 11. Hay que pagar una tasa de entrada.
Hay que subir una cuesta para
llegar al pueblo. Llego y empiezo a alucinar porque me parece super bonito.
Morro está dividido en 5 playas.
La primera es la del pueblo en sí, la segunda es donde quizá más hoteles y
chiringos hay, la tercera ya es más tranquila y la cuarta y la quinta ya están
alejadas y con pocos hoteles.
Empiezo a recorrer el pueblo y
las playas. Veo varios, pero el que más me gusta con diferencia es el
Amendoira, con una terraza estupenda y la habitación está genial. Regateo un
poco, ya que por semana está todo vacío, al final me lo dejan por 35 euros la
noche. Calidad-precio lo mejor sin duda alguna, así que estoy feliz.
Me voy a la playa y allí me quedo
el resto del día.
Por la noche salgo a dar un paseo
y me encanta. Uffff había reservado 3 noches con la intención de irme a Río el
jueves y estar allí dos noches, pero creo que me quedo hasta el viernes.
Hay muchísimo ambientillo, a
pesar de no estar lleno y música en directo en todos los chiringos.
Ceno por allí y luego decido que
compro una caipiriña (hay carros por todos los sitios que te las hacen en el
momento para llevar) y la voy a tomar a la terraza del hotel, ya que estoy un
poco cansado. Joooo como me prestó, de hecho, baje a comprar otra.
Día 30, 31 y 1 MORRO DE SAO PAULO
Los tres días haciendo lo mismo,
largos paseos por las diferentes playas, relax, no hacer nada y sobre todo
disfrutar un montón, y aseguro que lo hice.
Día 02.11.18 MORRO DE SAO
PAULO-SALVADOR-RIO DE JANEIRO
Uffffff que pena me da irme, que
a gusto estuve aquí y el hotel fantástico. Volveré
A las 9 sale el barco para
Salvador y de allí directo para el aeropuerto a coger el vuelo para Río. El día
anterior había hablado con Claudio, el taxista que llevó a Marta y a Pili al
aeropuerto, para que viniese a recogerme al puerto.
Llego a Río sobre las 15:00 y
pillo taxi para el albergue que ya había reservado en la zona de Ipanema.
Llego, suelto todo y voy directamente al Pao de azúcar, que me apetecía mucho
repetir. Mala suerte, está nublado y no se ve nada, pero así todo subo (no se
para que).
Que desilusión porque lo único
que quería repetir de Río era esto y mañana subir al corcovado, en fin, es lo
que hay.
Vuelvo para la zona de Ipanema
que hay mucho ambientillo y ceno y tomo unas cervezas por allí.
Día 03.11.18 RIO DE JANEIRO-NOCHE
VOLANDO A ESPAÑA
Tomo cafetín en la terraza
habilitada para ello que no está mal. Hago la maleta, y la dejo en recepción.
El chavalito me llama un uber para ir al Corcobado y siguiente sorpresa, no hay
plaza en los trenes para subir, solo queda para por la tarde, pero claro ya no
puedo porque a las 7 tengo que estar en el aeropuerto. Joooooo solo dos cosas
quería repetir y ninguna de las dos. La verdad es que ni se me ocurrió mirarlo
por internet, esto me pasa por estar tan viajado, que a veces paso de buscar
información de las cosas básicas, en fin.
Allí estoy tirau, rodeado de
millones de personas (es sábado) y tomando caipiriñas hasta las 4 que hay que
ir marchando. Paro en un chiringo a comer algo y vuelvo al albergue a darme una
ducha y cambiarme de invierno.
El chavalito me llama un taxi y
para el aeropuerto.
Día 04.11.18 EN
VUELO-MADRID-GIJON
Todos los vuelos en hora y llego
a Gijón a medio día, justo para ir a tomar el vermú.
El viaje me gustó mucho y no defraudó nada, aunque pasamos mucho calor, que quizá fue lo peor. A pesar de no llevar nada preparado nos fueron saliendo las cosas a medida, de hecho, yo creo que mejor imposible.
A mi personalmente me gustó mucho mas el tour de la selva en Manaos que en Iquitos. Lo único bueno de Iquitos era el hotel Heliconia que era fantástico, pero me faltó un poco de aventurilla, como lo hicimos en la zona de Manaos. Tengo que decir, que a pesar de que sufrimos un poco por el calor, el tour de Manaos me pareció precioso, lo recomiendo sin duda.
En relación a mosquitos y picaduras, recibí alguna, pero no muchas. A Marta como siempre, la pusieron a caldo y a Pili na de na (tiene muy mala sangre).
Los últimos días en Morro, ya fue el perfecto broche final a un viaje. Que mas se puede pedir?
Pues como siempre gracias a mis compañeras de viaje y en especial a Marta por hacer de estupenda secretaria e ir escribiendo el diario todos los días (y luego lo pasó a word que eso me agilizó mucho).
El viaje me gustó mucho y no defraudó nada, aunque pasamos mucho calor, que quizá fue lo peor. A pesar de no llevar nada preparado nos fueron saliendo las cosas a medida, de hecho, yo creo que mejor imposible.
A mi personalmente me gustó mucho mas el tour de la selva en Manaos que en Iquitos. Lo único bueno de Iquitos era el hotel Heliconia que era fantástico, pero me faltó un poco de aventurilla, como lo hicimos en la zona de Manaos. Tengo que decir, que a pesar de que sufrimos un poco por el calor, el tour de Manaos me pareció precioso, lo recomiendo sin duda.
En relación a mosquitos y picaduras, recibí alguna, pero no muchas. A Marta como siempre, la pusieron a caldo y a Pili na de na (tiene muy mala sangre).
Los últimos días en Morro, ya fue el perfecto broche final a un viaje. Que mas se puede pedir?
Pues como siempre gracias a mis compañeras de viaje y en especial a Marta por hacer de estupenda secretaria e ir escribiendo el diario todos los días (y luego lo pasó a word que eso me agilizó mucho).